abril 28, 2025
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José Inés Figueroa Vitela

Huachicol a la carta

abril 27, 2025 | 20 vistas

José Inés Figueroa Vitela

La historia del huachicol no ha sido precisamente un secreto y de cierto les digo, en general, no ha tenido una constante.

Originalmente, el huachicol era lo que se conoce como las naftas, desperdicios de combustibles que en Estados Unidos se usan, las más de las veces, para la limpieza de maquinaria y se empezó a introducir a finales del siglo pasado a México, de contrabando, para venderse en distribuidoras como gasolina.

Los registros más conocidos, que en su tiempo fueron boletinados por la entonces Policía Judicial Federal, o la Procuraduría General de la República, correspondieron a pipas del Grupo GOR, propiedad del suegro del exgobernador FRANCISCO JAVIER “N” y padre del ahora senador JOSÉ RAMÓN “JR” GÓMEZ LEAL.

Ese habría sido también el origen del apodo de “El Huachicolito” para el mentado JR.

En los Tribunales de Texas, también está documentada la siguiente etapa de tráfico internacional ilegal de hidrocarburos, con implicaciones de reconocidas empresas radicadas en Tamaulipas, ya no díganos individuos.

De la introducción de naftas a nuestro país, se pasó a la exportación de crudo ilegal, cuando detonó la explotación de la Cuenca de Burgos, donde el objetivo era el gas, pero igual mucho petróleo natural salió, que no se canalizó a las refinerías del monopolio gubernamental, Pemex.

El caso más sonado fue el de la petroquímica alemana BASF, asentada en Altamira, dentro de Tamaulipas, pero cuyas plantas en Texas fueron las que recibieron por buen tiempo el crudo robado y contrabandeado de México, para sus procesos de producción de derivados plásticos.

El más reciente “hallazgo” -la semana pasada- de las autoridades norteamericanas, fue el de la confiscación de una flotilla de tractocamiones cisterna, cargados de combustibles que igual serían introducidos a nuestro país de manera ilegal.

Igual como las naftas y el crudo, los combustibles han cruzado en ambos sentidos de la frontera por los puentes internacionales, desplazado por puertos y aeropuertos, por más de dos décadas, sin que las autoridades de los dos países, hubieran aplicado las sanciones y/o corregidos las “distracciones” evidenciadas.

Estos últimos fenómenos caminaron de la mano de otros contrabandos de gasolinas y robo de los ductos y refinerías nacionales, que se dispararon conforme al avance de este siglo.

Algo, en lo que igual grandes consorcios distribuidores, exfuncionarios del sector y empresarios, dueños de consorcios distribuidores, aparecen en la larga lista de sospechosos, para la opinión pública.

Entre las autoridades pareciera que el tema se ha visto de manera aislada, “de a tanto por viaje”, por individuos inescrupulosos enquistados en la estructura jurisdiccional.

Otro botón de muestra será el del caso del exdirigente estatal perredista y actual alcalde de Río Bravo, MIGUEL ÁNGEL ALMARAZ.

Fue de los pocos detenidos por tráfico ilegal de combustibles quien, tras un tiempo en la cárcel regresó en la opulencia, a seguir con sus negocios, vendiendo gasolinas y haciendo política, sin el menor rubor.

Esta semana inicia el proceso judicial en la corte de Texas para la familia JENSEN, quienes aparecen como dueños de las pipas, el combustible y otras propiedades asociadas al tráfico ilegal de combustibles entre México y Estados Unidos.

Las expectativas están dadas, respecto de eventuales repercusiones, producto de complicidades con tamaulipecos.

Hasta ahora, lo único que se sabe es que uno de los JENSEN procesado, es vecino en las inmediaciones del Cimarrón, en Mission, Texas, de las propiedades que el exgobernador de triste memoria se compró a su nombre y de los integrantes de su familia, igual, con dinero sucio.

Allende el Bravo, se cree que al final del día se aplicarán las multas y confiscarán los bienes, para dejar en libertad a los responsables de continuar con sus negocios torcidos.

Será diferente el sistema, pero en México tampoco ha pasado mayor cosa a lo largo de tres décadas de huachicoleo, con el agravante de que, mientras en Estados Unidos el manejo del aparato de justicia abona a sus economías, acá pasa todo lo contrario.

Veremos y diremos.

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