Con esta tercera y última entrega intentaré concluir, amable lector, algunas ideas que pueden resultar de enorme utilidad para entender mejor la llamada “ideología de género”, que decíamos con anterioridad no es otra cosa que una serie de expresiones de quienes aplican un enfoque crítico a los estudios de género, estos últimos, sí, un conjunto de estudios interdisciplinarios que abordan, estudian y analizan desde la ciencia, entre otras cosas, las construcciones sociales acerca del género, el feminismo o las masculinidades. Sin embargo, tales expresiones se siguen utilizando para denostar la diversidad sexual y alentar los discursos de odio, siempre perniciosos para una sociedad.
Dentro de lo que se dice falsamente acerca de la “ideología de género” se encuentra la idea de que tiene raíces marxistas, sin embargo, el autor alemán de El Capital, Karl Marx, casi no habla de la sexualidad en su obra, que comprende tratados filosóficos, sociológicos, económicos e históricos. De hecho, en muchas repúblicas comunistas, que abiertamente gobernaron desde las ideas de Marx y otros teóricos del comunísimo, se relacionaba la homosexualidad con una cierta decadencia burguesa. El ejemplo de la URSS, que en 1922 despenalizó la homosexualidad, pero revirtió esta promulgación más tarde, en 1934, es claro ejemplo de una nación que en apariencia no aprueba ni simpatiza con las divergencias sexuales. La República Popular China, de profundas convicciones comunistas, por su parte, despenalizó las relaciones entre personas del mismo sexo hasta 1997.
América Latina no es la excepción, donde algunas corrientes de izquierda aún combaten la “ideología de género” y que han llegado a calificar esta como peligrosísima para la sociedad. La otra parte del trabajo de desinformación y verdades a medias lo han llevado a cabo sectores de la Iglesia católica, sin embargo, hay claras contradicciones en los documentos vaticanos sobre el tema, ya que algunos de estos acusan del avance de la “ideología de género” al marxismo, mientras otros lo asocian al neoliberalismo.
Ni hablar de los derechos de las personas trans, que reflejan una división aún más amplia entre las distintas izquierdas, como el caso de España, con la recién aprobada Ley Trans, que establece la autodeterminación de género y que ha sido ampliamente criticada, incuso entre grupos que se asumen de izquierda o movimientos feministas radicales.
Sé muy bien, queridx lector, que cada uno de nosotros debe formar una opinión propia y que todas deben ser siempre respetables, siempre y cuando no inciten a la violencia o se expresen en perjuicio de otros. Soy un convencido de que la información resulta ser el mejor camino para fundamentar y resolver de forma crítica nuestras propias dudas y cuestionamientos, intentemos hacerlo desde la verdad, siempre liberadora. Comparto con ustedes mi correo electrónico para leer sus opiniones e ideas, siempre complacido por el favor de su lectura.