diciembre 4, 2024
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Carlos Álvarez

Imparable el ‘chapulineo’

febrero 16, 2024 | 325 vistas

Abstencionismo, el enemigo a vencer.

El sábado primero de diciembre del 2018, al asumir y tomar protesta como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, asentó y dejó muy claro a los ciudadanos su compromiso y el de su gobierno de “no mentir, no robar y no traicionar”.

Compromisos que hizo extensivos y exhaustivos a todos los servidores públicos, políticos del país y para todos los ciudadanos y sectores, a fin de que haya verdad, credibilidad y honestidad entre la población.

Asimismo, el mandatario expresó la frase: “No sólo de pan vive el hombre, no sólo es el bienestar material, hay que buscar también el bienestar del alma, hay que fortalecer los valores en México”.

Días después, el Presidente de México, durante su tradicional rueda de prensa matutina, dejó claro e hizo del dominico público la guía de ética que integra a su gobierno y regulan a la cuarta transformación integrada por 20 principios, y para su elaboración se estableció una comisión desde agosto de 2018, integrada por Verónica Velasco Aranda, Enrique Galván Ochoa, Agustín Ortiz Pinchetti, Margarita Valdés González, Pedro Miguel Arce Montoya y Jesús Ramírez Cuevas.

Desafortunadamente todo este esfuerzo y dedicación del mandatario nacional no ha tenido el impacto esperado.

A muy poco les vale un cacahuate la guía de ética, le llevan las contras al Ejecutivo y continuamente violan los principios y valores de la Cuarta Transformación.

Durante el transitar del presente sexenio y en los tres órdenes de gobierno, ya es común ver cómo políticos chapulines dejan sus cargos gubernamentales y de carácter político para contender por otros más rentables a sus beneficios, anteponiendo los intereses ciudadanos y los principios rectores que rigen a la cuarta transformación.

Y ante ello la democracia se merma, el progreso y desarrollo de México se estanca y poco avanza.

Ya es tradición para los mexicanos, ver cómo políticos gandallas se pasan de un partido a otro sin pena, ni gloria y con gran cinismo y sin ninguna responsabilidad dejan tiradas sus chambas para ir en busca de gubernaturas, jefaturas de Gobierno, senadurías, diputaciones federales y locales, así como presidencias municipales.

Los políticos que actualmente presiden algún cargo de elección popular y que no concluyen sus periodos, en la mayoría de los casos, siempre buscan ir por otros puestos de elección popular que les son más rentables de manera económica y políticamente.

A seis meses y días de que se realice el proceso electoral más competitivo y complejo de México estás forma de modus vivendi ya se están registrando en todo el país.

El chapulineo político tiene sus inicios en la época de los ochentas, cuando priistas inconformes con el sistema abandonaron al PRI y formaron el PRD.

Ahora con el arribo de Morena al poder, son muchos los políticos de corrientes ideológicas distintas a este partido, que en breve se filtran e ingresan al Movimiento de Regeneración para ingresar a las nóminas de las administraciones federal, estatal y municipal y posteriormente contender a cargos de elección popular por las siglas del movimiento.

El chapulineo político es uno de los fenómenos más comunes en México y que generan controversia en el sector político y es un medio que en algunas ocasiones se utiliza como recurso escandaloso para atacar al adversario.

Se les dice chapulines políticos a las y los personajes que cambian de partido, así como a quienes abandonan un cargo público para buscar otro.

Este modus operandi de la política en México genera desánimo y desconfianza del electorado y de la población y propicia el abstencionismo.

En las elecciones locales del 2021, Tamaulipas registró una lista Nominal de Electores de dos millones 700 mil electores, del cual el 52.85 por ciento participó en los comicios de ese año, y el 47.75 por ciento fue abstencionismo.

El pasado cinco de junio del 2022, en las elecciones locales del 2022, Tamaulipas contó con una lista nominal de dos millones 739 mil 835 personas, participando el 53.3 por ciento de la población en la elección a gobernador y que dio el triunfo el doctor Américo Villarreal Anaya. El 46.7 por ciento no participó, no emitió sufragio, fue abstencionismo.

Por lo que sería importante la realización de una iniciativa de reforma de ley a la Constitución Política del Estado y del país para evitar que representantes populares y funcionarios públicos codiciosos dejen inconclusa su gestión por buscar obtener un nuevo cargo.

La población desea respeto y que los partidos y sus políticos les cumplan sus propuestas de campaña y que concluyan sus periodos a los que fueron electos.

Con esta iniciativa se lograría que secretarios de estados, coordinadores generales, delegados, diputados, senadores y presidentes municipales estuvieran impedidos para ocupar cargos públicos y de elección popular hasta después de terminar la gestión para la que fueron electos, aun cuando hayan solicitado licencias.

En este sentido, este tipo de acciones son las que demuestran la labor de los funcionarios políticos y servidores públicos, con su actuar ilegal, defendiendo falsas promesas proclamadas hacia la ciudadanía para así ganar la confianza del electorado afirmando que nunca van a dejar el puesto por contender por otro; y llegando al poder se olvidan de quienes les otorgaron su confianza.

Los funcionarios públicos y de elección popular son cargos que tienen como principal propósito servir al pueblo, por lo que tienen la obligación de cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la de los Estados, leyes y reglamentos, es decir, están para trabajar a favor de la ciudadanía y no servirse de ella.

El servicio público es una actividad que se debe de valorar y respetar, se tiene que dejarse ver como un acto benefactor al cual se le pueda sacar todo el provecho posible para beneficio personal.

Más que proyectos que beneficien a los ciudadanos y al país, lo que alienta a los políticos es un interés individual avalado por las cúpulas partidistas y nunca consensuadas con la población.

Dejar los cargos que desempeñan por decisión del voto o por designación del gobernante en turno repite la irresponsabilidad de los servidores públicos, que además de burlarse de los ciudadanos exhiben insaciables apetitos de poder, al saltar de posiciones no concluidas a puestos que tampoco garantizan que llevarán a buen término, aunque se justifica con la meritocracia que en realidad es la ambición por escalar a cargos de gobierno que les mejoran el futuro, pero no al ciudadano al que le piden el voto.

Con estas prácticas dejan en el limbo la confianza ciudadana, son incongruentes y desleales al mandato popular.

Los electores los eligieron para desempeñar responsabilidades específicas y de plazo definido.

Caso concreto de que la población está cansada de estos políticos, está lo vivido en diciembre del 2021 en Nayarit, donde solo emitió su sufragio 14 por ciento del listado nominal.

De acuerdo al Instituto Electoral de Tamaulipas, un voto de los ciudadanos tamaulipecos tendrá en la elección de junio 2 un costo de 197 pesos.

El Instituto Estatal Electoral prevé destinar para el proceso de junio próximo, 295 millones 602 mil 790 pesos para proyectos de las elecciones federales y locales, mientras que el recurso para prerrogativas a favor de los partidos políticos es por la cantidad de 263 millones 822 mil pesos.

Para este 2024, en Tamaulipas se estima que el padrón electoral sea actualizado a dos millones 828 mil personas con credencial vigente.

Por lo que se prevé una inversión aproximada a los 559 millones 424 mil pesos para renovar los 541 cargos de elección popular en Tamaulipas.

De presentarse el abstencionismo, se tendría una pérdida millonaria de recursos públicos.

El abstencionismo representa una vía de inconformidad social ante la falta de interés de la ciudadanía, por lo que se debe trabajar para erradicarla.

Ello se debe a la poca credibilidad que se tiene de los políticos que van escalando de un lugar a otro, inestable y codicioso de poder, y la población mantiene la idea que las instituciones no garantizan completamente la voluntad del ciudadano, por lo que acudir a votar solo representa una pérdida de tiempo.

Los órganos y actores que tendrán a su cargo el desarrollo de los comicios federales y locales próximos tendrán una tarea titánica y tendrán que trabajar con mecanismos de inducción ciudadana para erradicar este mal social que es el abstencionismo.

Y Usted, ¿qué opina?

Así las cosas…

Nos vemos en la próxima.

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