Para el dos de junio juegan en la boleta ocho independientes, siete por ayuntamientos y uno diputación local ¿qué posibilidades tienen de ganar? No muchas. Los cegó una enfermedad llamada ambición
Por diputaciones nadie en la historia de los libres ha tenido el privilegio de acceder al Legislativo. No le meten lana porque no hay de donde “rascar”.
En 1983 hizo historia el profesor José Gudiño Cardiel, en Jaumave, al sorprender con el primer triunfo de una presidencia, que luego daría lugar a un cacicazgo de 24 años.
Ese municipio estaba dividido. Jalaban gente Raúl Uvalle González y Pedro Serna, líderes tradicionales del priismo. Se dividieron al no aceptar el primero el “dedazo” desde Victoria capital. Les ganó el mandado.
Sin embargo, al tomar posesión, Gudiño y compañía se declararon priistas y se sumaron al gobierno de Emilio Martínez Manautou, y lo mismo hacía un presidente de Abasolo de partido diferente a la hegemonía tricolor.
David Blanco Espinoza, ganaba igual en Valle Hermoso la primera alcaldía para el PAN, partido del que se divorció cuando los diputados locales de la misma filiación le querían imponer una cuota económica mensual.
Garbanzos de a libra porque los libres no estaban reglamentados, más bien se trataba de “no registrados”.
Repitió la historia “El Sapo” de la Torre Valenzuela, en Llera, luego de llegar una primera vez. En total ocho años en el poder.
En 2016 sorprendió a los llerenses con su demagogia de libre: Prometió que construiría una casa de retiro para los ancianos (¿) que nadie vio; dotar de medicamentos a los centros de salud; crear una universidad en el pueblo y una escuela de artes y oficios.
El poder lo mareó y perdió la cabeza al postular en 2021 a su esposa Patricia Quintanilla para sucederlo en la chamba, en tanto que su hija iba de suplente. Lógico que perdió hasta la pena al impugnar a tribunales.
Va por cuarta vez por el Palacio Municipal, y también lleva de suplente a su esposa Quintanilla. La vil obsesión por el poder.
José Luis “El Gallo” Gallardo replicó la historia de Gudiño en Jaumave en 2016. Les ganó a los caciques, pero también se engolosinó y cayó en la corrupción y los sueños caciquiles.
Esta vez quiere imponer como alcaldesa a su esposa Zélide Yojaira Córdova Valenzuela.
“El Sapo” y “El Gallo” cortados con la misma tijera. Llegaron al poder y quisieron heredar a sus cónyuges, lo cual demerita en la seriedad de los libres.
No es de esperar que levanten en campaña -a partir del 15 de abril-, si en Jaumave hay otro “independiente” llamado Francisco Astello Zúñiga, en cuyo equipo va uno del equipo gudiñista, Bruno Valázquez Gómez.
El voto quedará fragmentado. Por el PAN juega la esposa del exalcalde Martín Rodríguez, Norma Villanueva Ramos, a quien en su tiempo igual quiso heredar.
Los libres perdieron la esencia y motivo que dio origen a esa figura. Quisieron convertirse en caciques y factor de poder de sus regiones, algo de lo que la ciudadanía anda huyendo.
Participan otros dos que ya fueron y, en una vulgar ambición, quieren seguir en los palacios municipales, casos de “Toñito” Medina Jasso, de Soto la Marina, y Lenin Coronado, en Tula.
A Medina su partido, el PT, no le concedió la reelección y, al querer seguir cobrando, se registró como “libre”. Coronado Posadas fue presidente por el PAN y ahora participa independiente en una aventura a la que no tiene futuro.
La intención de generar a los ciudadanos una opción diferente a los partidos era buena. Desafortunadamente la codicia los invadió.
Otro caso que da pena es el de Jorge Luis González Rosales, de Aldama, presidente por las componendas entre PAN y Movimiento Ciudadano en 2018. Como no le generaron la oportunidad de seguir en el poder se registró como “libre” y es otra de las opciones para el 2 de junio.
En esta ocasión los independientes no son un buen camino para los electores. Van dos en Tula y otro tanto en Jaumave, solo a dividir el voto. Salieron más perversos que los emanados de los partidos.
Para diputado local participa Roberto Carlos Efraín Cepeda Ramírez, distrito 14 Victoria, sin esperanza alguna de ganar.
Tema aparte, quién sabe si lo consultó con su mujer, pero Adrián Oseguera, el despedido candidato del PT a diputado por el Octavo Distrito federal, impugnó el acuerdo del INE que lo sustituyó. Antes de aceptar la candidatura dijo que lo consultaría con la familia.
Con fecha 23 de marzo el Trife le dio entrada a la queja de Don Adrián, vía juicio ciudadano, pero no para que se le restituya la bandera de Seguiremos Haciendo Historia, sino para saber los motivos por los que le dieron “velocidad”.
Con ello acepta que “se le acabó el corrido”. Por su rebeldía, de la noche a la mañana vio truncada una carrera política de dos trienios al frente del ayuntamiento de Madero.
Que sirva de ejemplo para otros que pensaban que había debilidad en la conducción política.