diciembre 12, 2024
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Ana Medina

Inicio de ciclo escolar

septiembre 1, 2023 | 305 vistas

La semana comenzó con las clases, y después de la noticia sobre quemas de libros de texto, que me recordó tanto cómo al inicio de pandemia hubo quienes se atrevieron a quemar ambulancias. Incluso creo que ambos pirómanos fueron del mismo estado (no lo puedo asegurar, habría que investigar).

Y aunque los libros de texto sí tienen errores (como los anteriores), la verdad es que esto más que una crítica ya se volvió un circo mediático al que como docente no le encuentro pies ni cabeza.

Me tocó escuchar como unos padres de familia increpaban a las autoridades por no haber consultado a los padres de familia sobre los contenidos que se pondrían en los libros de texto de primaria, sobre todo. Me hace pensar que dos años de foros no fueron suficientes para que se diera difusión a la realización y que de las consultas que se hicieron en el último año, algunos de esos papás “mochos” ni se enteraron.

Confirma mi argumento de que no leemos y nos guiamos por las ideas de otros, recuerdo cuando las masas protestaban por las películas de Cristian Grey, pero los libros eran betseller.

Obviamente los libros de texto tienen muchas “áreas de oportunidad”, por decir lo menos. Podríamos decir a los alumnos que el error del aniversario de Benito Juárez era para ver si estaban poniendo atención y que en los tipos de familia importa más la estabilidad emocional, moral y hasta económica que cómo está construida… pero de ahí a decir que traen “cosas del diablo” hay una gran diferencia.

Pero al final de cuentas como personas “individualmente inteligentes hemos comprobado que somos colectivamente estúpidos” (Wagensber, J. 2027) (cita en formato APA porque si no nos acusan de escribir groserías).

En fin, los libros se entregaron y con ellos los materiales en las escuelas, las clases comenzaron y recordando mis tiempos de estudiante me encontré una analogía sobre el papel contac y la vida.

Y es que honestamente yo empecé a forrar mis libros y cuadernos porque no me gustaba cómo los dejaba mi mamá (con burbujas o arrugaditos) y ella en su infinito amor y sabiduría desde sexto de primaria me dijo: “si no te gusta hazlo tú…”. Acepté mi destino y entiendo que esa fue una gran lección.

Les comparto la reflexión que encontré en redes y como maestra estoy de acuerdo en que se aplique con sus alumnos e hijos, es más, me gustaría que los niños forraran por lo menos un cuaderno en alguna clase, porque además de trabajar motricidad y tolerancia a la frustración algunos aprenderían a valorar las madres y padres de familia hacen para tener un buen inicio de ciclo escolar.

Hay muchas cosas que enseñar en este periodo, desde administración y finanzas, organización y habitos pero forrar libros con contac enseña cosas muy valiosas en sólo un día. Acá la analogía.

  1. Hay cosas en la vida que no puedes controlar, aunque (literal) parezca que están en tus manos.
  2. Nadie ni nada es perfecto, por más que lo intentes. Debemos aprender a vivir con nuestras burbujas.
  3. Las cosas a veces no salen como tú las quieres, por más que trates y eso no está mal.
  4. A veces tratar de volver a hacer lo que nos salió mal sólo empeora las cosas. Es mejor dejarlo pasar (dejar que las cosas o los momentos pasen), aprender de nuestros errores y seguir adelante.
  5. Los grandes retos de la vida pueden venir de donde menos lo esperas (cuantas veces terminaron con la pasta, el contac o hasta el cuaderno en la basura).
  6. Llorar no es una debilidad, tampoco lo es expresar las emociones, frustaciones y saber ponerle palabras a los pensamientos. Son groserías de preferencia.
  7. Las soluciones fáciles siempre traen consigo un precio que pagar (como $20 por libro, por ejemplo).
  8. Toma cada tarea con humildad (claramente yo le dije a mi mamá que podía hacer mis propios libros y cuando no pude, terminé pidiendo ayuda y haciendo las cosas entre las dos).
  9. No esperes ser un master en algo si sólo lo practicas un día al año.
  10. Nunca juzgues a un libro por su forrado.

A este decálogo agregaría… nunca juzgues a una mamá (que como docentes no debemos hacerlo por ningún motivo, pero sobre todo mucho menos), por los forrados de sus hijos. No sabemos que están enseñando.

Éxito y ánimo, ya nada más nos quedan diez meses.

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