Mauricio Zapata
El próximo uno de junio se llevará a cabo en México y, particularmente en Tamaulipas una de las elecciones más importantes para la salud de la democracia: la elección judicial.
Sin embargo, un dato resulta tan preocupante como revelador: la mayoría de los jóvenes no sabe ni qué se elige, ni cómo, ni por qué.
Aparte de que no han mostrado interés, nadie les ha explicado. No se les ha informado. Y ahora, simplemente, se los dejará al margen.
El voto joven representa una fuerza electoral considerable. Pero en esta elección, su peso será nulo.
Además de la apatía del sector, por desconexión. Y ahí radica el problema: se trata de una elección clave para el futuro de la justicia en el país, pero con un proceso tan opaco, tan técnico y tan restrictivo, que resulta imposible entusiasmar este enorme sector.
La falta de pedagogía democrática es grave. El Estado, las instituciones y hasta los propios protagonistas… todos han fallado.
No se ha generado un debate público serio, no se ha explicado el impacto de elegir a jueces y magistrados por voto, y mucho menos se ha incentivado la participación informada.
Pero eso no es todo. Encima, los candidatos a estas instancias judiciales enfrentan una lista de restricciones que rayan en lo absurdo.
No pueden hacer campaña, no pueden presentarse como lo que son: aspirantes a un cargo público.
¿Cómo se pretende que la ciudadanía los conozca si están amordazados por la normativa?
¿Cómo se espera que los jóvenes voten con conciencia si ni siquiera pueden ver, leer o escuchar quiénes son los postulantes?
La consecuencia es clara: una elección en la penumbra, donde se pide votar sin saber. Y si el voto es una herramienta de poder, aquí se le ha desactivado su filo.
Mientras tanto, los jóvenes, ese sector dinámico y decisivo, seguirá viendo pasar la política como un tren ajeno. Porque nadie se preocupó por subirlos. Porque esta elección, que debería ser un acto democrático de alto vuelo, se convierte en un trámite desabrido, con boletas llenas de nombres desconocidos.
Y así, la justicia seguirá secuestrada por la indiferencia… o por el silencio forzado.
EN CINCO PALABRAS: Quizás esa es la meta.
PUNTO FINA.- “No hay camino más obstruido que el de la opacidad”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata