junio 20, 2024
Publicidad
Martín Aguilar Cantú

Junio, mes del orgullo LGBTIQ+, y, ¿por qué celebrarlo? Parte II

junio 15, 2024 | 101 vistas

Durante su intervención en un acto político de la izquierda en Santiago de Chile, en septiembre de 1986, el escritor, cronista y activista LGBT, Pedro Lemebel (Santiago de Chile, 1952-Ib., 2015), concluyó la lectura en voz alta de su poema de largo aliento titulado Manifiesto (Hablo por mi diferencia) con una estremecedora estrofa:

Hay tantos niños que van a nacer

Con una alita rota

Y yo quiero que vuelen compañero

Que su revolución

Les dé un pedazo de cielo rojo

Para que puedan volar.

Ese horizonte de incertidumbres, discriminación y estigmatización que atravesó la vida del poeta y su reclamode uno más esperanzador para las generaciones que lo sucederíamos finalmente llegó y el día de hoy habitamos una sociedad que se percibe menos hostil y bastante más incluyente en temas de diversidad. Sin embargo, la lucha por las libertades y los derechos del colectivo LGBTIQ+ no debe parar hasta erradicar los crímenes de odio; la homofobia, lesbofobia y transfobia que se siguen alentando desde el discurso ultraderechista; la poca visibilidad de las personas que se definen como parte de la diversidad sexual, sea por su orientación sexual o identidad de género, o ambas, y que se ven forzadxs a ejercer el trabajo sexual, -con toda la dignidad que supone cuando se es libre de elegirlo- ante la falta de integración y oportunidades laborales, aún inaccesibles para algunas minorías.

En mi afán por seguir acercándome y acercándole a usted, queridx lector, a las personas que forman parte importante de nuestra comunidad y que representan sectores del amplio espectro de la diversidad sexual en Ciudad Victoria, tuve el privilegio de conversar con uno de ellxs: Fernando, un jovende solo 14 años que se identifica a sí mismo como gay, estudiante de secundaria, apasionado por la pintura, interesado en la moda y fiel compañero de su novio hace casi 2 años, su interés por las artes aplicadas me recuerda al famoso diseñador Yves Saint Laurent en sus años de juventud, cuando admiraba y rediseñaba esbozos de vestidos que veía en las revistas de moda de su mamá y que fueron el fundamento de su posterior éxito mundial: a su ingenio y audacia debemos algunas piezas clásicas como el smoking femenino o el vestido mondrian, que irrumpieron en las pasarelas de su época para liberar a las mujeres de la prisión de las telas que constreñía su figura.

A mi pregunta sobre lo que evoca para él este mes, lo primero que le viene en mente es la marcha, resalta su colorido y vivacidad de atuendos, pero sobre todo, la plenamanifestación de todxs por la igualdad de los derechos. Fer o Ferchy, como le llaman cariñosamente su familia y amigos ha participado en la marcha del orgullo en esta capital, sin embargo, la recuerda como un tanto desanimada. Una realidad hoy es que la participación grupal de los diversos colectivos que organizan las marchas no logran cohesionarsu activismo y esfuerzos, por lo que la escasa participación se disipa en medio de una y otra marcha, como la realizada el domingo 9 de junio, organizada por el colectivo Victoria+Diversa, y de la que, tengo entendido, se enteraron pocos, extraoficialmente, se habla de otra más, a llevarse a cabo el 22, y de la que no encontré información suficiente para precisar el dato.

Personalmente, he asistido a algunas marchas y, ocasión tras ocasión, la experiencia siempre ha sido grata. Es indudable que en Fer este sentido de pertenencia y la posibilidad de expresarlo abiertamente junto a otrxs que marchan orgullosos de ser quienes son lo empodera y lo sensibiliza a la comprensión de otras realidades.

La anécdota que me relata enseguida no me sorprende pero sí me preocupa: hace poco tiempo, fuera de la escuela secundaria donde estudian él y su novio, se abrazaban justo a la salida del plantel, sí, como lo hace cualquier otrx que demuestra su afecto y amor en libertad. La expresión pública de dos hombres abrazados no fue bien recibida por una señora que pasaba por ahí y que, argumentando doctrinas cristianas que hablan de un supuesto “plan perfecto de Dios”, en el que aparentemente no cabemos quienes somos diferentes, se atrevió a reprenderlos y llamarlos a la “cordura”. Una audiencia de jóvenes que los rodeaba comenzó a documentar el suceso con sus celulares y optaron por gritar a viva voz que se dieran un beso, gesto que interpreto como lo cotidiano y normal que resulta ya la vivencia de la diversidad sexual para las generaciones más jóvenes. El video se hizo viral y mucha gente se acercó a Fera hacerle patente su comprensión y apoyo.

Desde una complicidad cercana y amorosa con su madre, sin duda, Fernando cuenta con una familia que lo ama tal como él es y atribuye a eso su desarrollo y su salida de un clóset en el que quizá jamás se sintió encerrado. Sus padres ven con toda naturalidad que Fer alcance su plenitud como ser humano, más allá de su orientación sexual, identidad o expresión de género, y comparten con él la maravillosa experiencia de tener su primer novio, de vivir el enamoramiento y el amor sin admitir prejuicios o ideologías que dañen o lastimen esas experiencias que, estoy seguro, formarán parte de sus memorias felices, ya para siempre. En un mundo ideal, todos deberíamos aspirar a lo mismo que Fer y ser tan felices como la vida lo permita junto a quienes más amamos.

Le comparto mi correo, atento a su lectura y comentarios: [email protected].

Comentarios