Mauricio Zapata
Por décadas, Ciudad Victoria ha sido víctima del olvido, no por parte del tiempo, sino por quienes toman decisiones.
Mientras otras capitales del país avanzan con pasos firmes hacia un modelo urbano integral, con obras que impulsan el crecimiento, planeación estratégica y servicios de primer mundo, aquí seguimos discutiendo lo básico: calles pavimentadas, normativas claras, relleno sanitario funcional y un modelo de movilidad que no implique poner la vida en riesgo.
La falta de visión en las autoridades ha condenado a Victoria a vivir con un retraso de al menos cuatro décadas.
La ciudad creció sin orden, sin estructura, sin proyecto.
No hay vialidades modernas que conecten los polos de desarrollo, ni ciclopistas seguras para quienes optan por la movilidad sostenible.
Ni hablar del transporte público: caótico, obsoleto y sin una ruta lógica.
Tampoco hay reglamentaciones urbanas que frenen el crecimiento desmedido de fraccionamientos que nacen sin drenaje, sin alumbrado, sin banquetas.
Parece que el único requisito para construir es tener relaciones, no permisos.
Y el relleno sanitario, ese que debería ser ejemplo de gestión ambiental, es más bien un foco de riesgo, un recordatorio de que el futuro aquí siempre llega tarde… si es que llega.
No se trata de que Victoria compita con Monterrey o Guadalajara. No para eso se necesitan años luz para lograr si quiera acercarse.
Se trata de que, al menos, aspire a una planeación como la de Hermosillo, Mérida, Tuxtla Gutiérrez, Saltillo, o Aguascalientes, entre otras.
Pero mientras los presupuestos se van a obras sin sentido o se diluyen en la burocracia, la Capital de Tamaulipas se queda estancada en el tiempo.
La ciudad necesita más que bacheo exprés o maquillaje urbano en el 17. Necesita una revolución de ideas, de propuestas serias, de liderazgo real. Porque hoy, el verdadero problema no es lo que falta por hacer, sino que ni siquiera hay intención de comenzar.
Decía Cirilo Stofenmacher: «Cuando una ciudad deja de planear su futuro, lo único que le queda es añorar su pasado.» Y eso, tristemente, es lo único que estamos haciendo.
EN CINCO PALABRAS.- Pero aquí no hay autoridades.
PUNTO FINAL.- “Ahí van corriendo todos entusiasmados en sentido contrario”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata