El pasado 15 de agosto, el Congreso del Estado eligió a Tayde Garza Guerra, como presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Tamaulipas (Codhet).
La designación fue bien recibida por amplios sectores de la sociedad debido a la trayectoria profesional de la abogada, pero sobre todo porque anteriormente había trabajado durante más de dos décadas en la Codhet.
Quién mejor para el cargo que alguien que conoce a detalle las fallas, defectos y carencias, del organismo defensor de los derechos humanos.
Sin embargo, a casi un mes y medio de la designación todo sigue igual. Persisten los mismos vicios de siempre: lentitud en la recepción y en la resolución de las quejas, y, lo más preocupante, maltrato hacia los ciudadanos que acuden a denunciar abusos del poder público.
Resulta paradójico y absurdo que siendo la Codhet la instancia responsable de prevenir y combatir las violaciones a los derechos humanos de los tamaulipecos, de pronto sea ella misma quien violenta esos derechos de los ciudadanos que van a buscar ayuda, porque lo que encuentran es revictimización por el desdén, la apatía y las malas caras, a las que se enfrentan cuando buscan formalizar una denuncia.
El pasado miércoles, un ciudadano con discapacidad acudió a la Codhet para solicitar audiencia con la presidenta. Era la segunda ocasión en que gestionaba el encuentro, porque la primera vez le aseguraron que le llamarían para darle día y hora de la cita y nunca recibió la llamada.
“Quise hablar con la presidenta para exponerle mi inconformidad porque la Comisión me desechó una queja, que presenté contra un agente del Ministerio Público que no quería recibirme una denuncia. Hace tres semanas pedí audiencia y me dijeron que me hablaban. Como no me hablaron, hoy fui nuevamente. Estuve ahí desde la una hasta las tres de la tarde y nunca se dignaron a darme cita. Me dijeron lo mismo que la primera vez: que ellos me hablaban”, narró indignado el quejoso.
Y pregunta: ¿Si eso me hacen a mi (que soy un discapacitado) imagínate cómo han de tratar a la demás gente?
No es la primera queja de esa naturaleza. Son muchos los ciudadanos que se duelen de la insensibilidad por parte de quienes laboran para la Comisión, quienes los hacen esperar un tiempo exagerado para recibirles una queja, y además los atienden con desdén y apatía.
Con todo ello, algo tendrá que hacer al respecto la presidenta de la comisión. Cambiarle el rostro a la Codhet no es cuestión de presupuesto sino simplemente de voluntad para hacerlo.
Hay áreas claves en el organigrama que deben ser atendidas por funcionarios sensibles ante el dolor ciudadano. Una de ellas es la secretaría técnica, por ser la primera puerta que deben tocar aquellos que son víctimas de los atropellos por parte de servidores públicos.
Los funcionarios deben entender que cuando una persona acude ante la comisión lo hace por necesidad y no por gusto. Va en busca de ayuda porque se siente impotente y agraviado por el abuso a sus derechos.
Frente a ello, lo menos que la Codhet puede o debe ofrecerle es empatía y un buen trato, y sin embargo lo que está recibiendo es todo lo contrario.
Sería lamentable que la comisión continuara en la misma dinámica de siempre, de ser un simple membrete cuya existencia solo es para cumplir con un mandamiento constitucional y atender requerimientos del derecho convencional. Esa fue la expectativa que generó la designación de Garza Guerra.
En suma, los tamaulipecos requerimos de una comisión que se haga respetar por todos, tanto por los servidores públicos como por los mismos ciudadanos.
ASÍ ANDAN LAS COSAS.