Los mexicanos tenemos dos certezas: la primera, que todos, un día nos vamos a morir, es inevitable; la segunda, que la corrupción seguirá viviendo en la vida, el corazón, de los mexicanos, del gobierno y de sus instituciones. Uno y otro gobierno, primero los priistas, luego los panistas, nos ofrecieron que combatirían, y acabarían, con la corrupción. Fue en los discursos puesto que en la realidad fue a la inversa: no la combatieron, la intensificaron… por eso, AMLO afirma, en su discurso, que “no somos iguales”.
En la práctica todos somos corruptos: cuando damos mordida a un burócrata para un trámite, al tránsito para que no nos multe, cuando nos brincamos una fila por ser influyente. Y los servidores públicos son corruptos cuando no hacen su trabajo o cuando no lo hacen bien; cuando se aprovechan del cargo para obtener beneficios, cuando desvían los recursos públicos… en fin, hay tantas y tantas formas de corrupción, que prácticamente México es un campeón.
COBRABA TRES PLAZAS
Durante sexenios, por decir de todos tipos de colores, fue fácil identificar corrupción por influyentísimo y por nepotismo. En más de una ocasión se llegó a documentar que un servidor público, fuere del nivel que fuere, hacía de las suyas: disponía de vehículos para la familia, incluía en la nómina hasta a la sirviente, al chofer y al jardinero, y para la familia, le concedía puestos y oportunidades de plazas gubernamentales. Por apunto el nombre y le pidió que fuera al día siguiente.
El funcionario investigó y se sorprendió: el recomendado, hagan de cuenta, era un junior, en el sexenio que acababa de concluir, había estado en tres nominas publicas… mínimo, en dos, era un aviador. Ya imagino: una plaza normal, otra para los fines de semana y, una más, acaso como un premio por ser un junior de abolengo. Corrupción que, a todas luces, ven como normal, creen que se merecen eso y más. Y la verdad, los aviadores son una especie laboral difícil de erradicar.
ENFRENTAMIENTO EDUCATIVO
Hace días el líder magisterial Arnulfo Rodríguez Treviño, que trae entre ceja y ceja a la titular de Educación, Lucia Aimé Castillo Pastor, hizo un reclamo airado que, en la práctica, descobija un proceso de corrupción que siempre ha existido: el líder magisterial explicó que se retuvo el sueldo a profesores que tienen una tarea publica, hagan de cuenta, que son regidores o síndicos en uno de los 43 municipios de la entidad. En pocas palabras, son funcionarios electos, que cobran por tal tarea. La cuestión, digo, es simple: ¿están cumpliendo su tarea educativa?, porque esa no es una comisión sindical.
Si no están cumpliendo su tarea, hagan de cuenta, son simples aviadores, vividores del presupuesto público. Lo sorprendente es que, para justificar que los profesores que son síndicos o regidores, sigan recibiendo su sueldo, hace notar que hay más de mil profesores que cobran y no asisten a dar sus clases: identifica pues, a la flotilla de aviadores, que sexenio tras sexenio son depredadores del presupuesto público educativo. Entiéndase, reciben ese beneficio porque alguien con poder hizo las gestiones y concedieron el beneficio. Por ejemplo, cuentan, que los gobernadores al terminar su sexenio beneficiaban a unos y otros con plazas educativas, hasta de tiempo completo. Imaginen, de ser cierto, que cada exgobernador tiene por ahí su propia flotilla de aviadores.
CONCIENCIA Y HONESTIDAD
Sabemos que la corrupción ahí está, que existe. Existe porque alguien hace acciones ilegales, pero también porque otro las acepta o las busca. Veamos el caso de los profesores síndicos y regidores: aceptan el doble sueldo porque siempre ha sido así; sin embargo, si la cuestión es hacer las cosas bien, es preciso delimitar. Si no cumplen son su tarea, ¿es justo que la cobren? Claro que no, porque estamos en la 4T, que busca erradicar la corrupción.
Y si la afirmación del profesor Arnulfo es cierta: que hay más de mil profesores que cobran y no asisten a su lugar de trabajo, ¿Qué debe hacerse? Creo que es tarea de Lucia Aimé poner orden: ponerlos a trabajar o, si no lo hacen, tomar cartas en el asunto. A menos claro, que haya recibido instrucciones precisas, una orden superior, de no hacer nada al respecto… Recuerden: la 4T, tiene como principios no robar, no engañar ni traicionar al pueblo, porque no “Somos iguales”.