Mauricio Zapata
Este jueves el gobernador Américo Villarreal Anaya sostuvo un encuentro con periodistas de Tamaulipas.
Entre otras cosas, llamó al gremio a ejercer esta profesión con veracidad y con crítica.
Argumentó que eso le ayuda a su administración a la toma de decisiones, a corregir lo que no esté bien y a fortalecer lo que dé resultados positivos. Y tiene razón.
El periodismo de la alabanza en nada ayuda a los gobiernos, al contrario, creen o les hacen creer que las cosas caminan correctamente.
A veces los gobernantes al leer, ver o escuchar una voz “cebollera” los hace sentirse como la bruja de Blanca Nieves cuando le preguntaba al espejo quién era la más bonita del reino.
Eso en nada aporta a una función pública, a una democracia y –desde luego- a cualquier gobierno.
Dio a entender, pues, que él aguanta vara la crítica, siempre y cuando sea con argumentos sólidos y con veracidad. Que no sea un golpeteo hecho con las tripas.
Y eso es lo que debemos entender los periodistas, sobre todo, los que de alguna manera estamos inmersos en el género de opinión, es decir, los columnistas.
A veces, le ponemos de más, le añadimos adjetivos como para caerle bien al gobernante. En muchas ocasiones, dejamos nuestro papel de periodista para convertirnos en fans.
Y eso, la zalamería, no ayuda en nada a los gobiernos.
En la más elemental ética periodísticas, a veces, debemos hablar bien de quien nos cae mal; o mal de quienes nos caen bien.
Debemos entender otro principio básico: guardar las tripas en el cajón cuando nos sentemos a redactar.
Vivimos en tiempos de la intolerancia. Se ve reflejado todos los días en el púlpito nacional cuando el “emperador” un día sí y el otro también, echa pestes de los periodistas poniéndolos en riesgo con los fanatizados que, creen que, por defenderlo, van a caer bien.
Hay políticos intolerantes a la crítica, y cuando alguien lo hace, lo exhiben de manera ruin. Aquí en lo local, hay muchos ejemplos.
Así que no hay que temerle a la crítica, pero hay que ejercerla de manera responsable. Eso es lo que –en resumen- dijo el Gobernador.
De lo que se trata es que nos lea la gente, no el jefe de prensa.
EN CINCO PALABRAS.- El periodismo carroñero tampoco sirve.
PUNTO FINAL.- “El periodismo no es justo ni injusto, es periodismo”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata