Rogelio Rodríguez Mendoza
Mal le pinta el futuro al Partido Revolucionario Institucional, (PRI), en Tamaulipas. El desangelado festejo por su 95 aniversario, al que asistieron solo medio centenar de personas, y en el que destacó la ausencia de su presidenta, Mercedes del Carmen, “Paloma”, Guillen Vicente, confirma el declive en que está inmerso el que hasta hace poco menos de una década era el partidazo, la primera fuerza política en Tamaulipas.
A la par del despreciado festejo, ese mismo día se dio, en Reynosa, otro hecho que confirmó el agravamiento de la crisis que enfrenta el partido tricolor.
Durante una gira por ese municipio fronterizo, a donde acudió a buscar respaldo social para su pretensión de ganar una curul en la próxima legislatura de la Cámara federal de diputados, bajo el cobijo del Partido Verde Ecologista de México, el exgobernador priista, Eugenio Hernández Flores, se tomó una fotografía en la que aparece acompañado por decenas de personajes políticos que tienen influencia en la zona fronteriza.
Es una fotografía que habla por sí sola, porque evidencia, con claridad, el escurrimiento de los escasos liderazgos que se mantenían fieles al PRI. Uno de esos personajes es, Carlos Solís Gómez, quien hasta el pasado 15 de diciembre era el presidente estatal del partido. Ese día, en redes sociales, el reynosense publicó un mensaje donde se despidió del cargo, más no del partido. Le dejó el lugar precisamente a Guillén Vicente.
Le cuento de Solís Gómez solo por su reciente papel de presidente priista, pero, en realidad más de la mitad de quienes aparecen en esa fotografía fueron, hasta no hace muchos años, militantes del PRI. De hecho, bastantes de ellos, como Oscar Luebbert Gutiérrez, le deben todo su patrimonio, económico y político, al tricolor.
¿Por qué se ha acelerado la migración de priistas hacia el partido “Verde”? La respuesta es fácil: por el factor Eugenio Hernández Flores. Es innegable que el exgobernador priista es un líder nato y son muchos los actores políticos que ven más futuro al lado de él que en el PRI.
Bajo esa dinámica, no es un despropósito suponer que después de la elección del dos de junio, el Partido Verde Ecologista de México se convierta en la segunda fuerza política de Tamaulipas, aunque desde nuestra perspectiva en el fondo lo que estará naciendo es un nuevo PRI.
De hecho, el PVEM es ya una copia del PRI. Su dirigente estatal, Manuel Muñoz, igual que Luebbert, Solís y muchos más, nacieron políticamente en el tricolor. Ahí construyeron su carrera política pero ya no le ven futuro. Por eso ahora buscan cobijo en el “Verde”. Es naturaleza humana. La conveniencia personal está primero que cualquier ideología.
EL RESTO
¿AMOR A TAMAULIPAS?.- En el quinto día de las campañas políticas de la elección federal, la mayoría de los candidatos (porque como en todo siempre hay excepciones) se ven apagados. Faltos de ideas frescas que motiven y hagan que el ciudadano se interese por la elección.
Pero, la verdad, no se puede esperar mucho cuando escuchamos a actores, como el expriista, Eugenio Hernández Flores, decir que: “quiero ser Senador por amor a Tamaulipas”.
¿Dígame la verdad: usted cree que el exgobernador quiera ser legislador por amor al estado? Tiene razón: nosotros tampoco le creemos. Desconozco a quien se le ocurrió colocar esa frase en el discurso, pero se equivocó.
Ese es el problema de los políticos, que en su desesperación por lograr votos no razonan lo que dicen.
ASI ANDAN LAS COSAS.