Con rancho, agua y dinero cualquier persona es ganadero, es un dicho popular muy conocido, sobre todo en el argot pecuario de la región.
Hace referencia a que, si se tiene al alcance los medios necesarios para comprar alimento para el ganado, pero sobre todo agua suficiente en su terreno, no habrá duda de que pueda convertirse en un próspero ganadero.
El reto se encuentra en saber sortear alguna de estas tres dificultades, soportar secas, heladas y con ello la falta de comida o peor aún, la falta de agua en bordos, presas o pozos.
Es que la situación que actualmente estamos padeciendo en la ganadería, la cual por tradición y legado ha dado identidad a los tamaulipecos por generaciones, es sumamente preocupante.
Por un lado, hemos iniciado el octavo año consecutivo con una sequía, que pasó de ser atípica a recurrente.
Y por otro, hemos de recordar que en tan solo 12 años el inventario ganadero pasó de más de un millón 400 mil a casi 700 mil cabezas de ganado, esto de acuerdo al Censo Agropecuario del Inegi.
Los factores de esta debacle sin duda, pueden sustentarse en varias hipótesis.
Por un lado, debemos recordar que desde el 2010 no se ha dejado sentir un huracán como el ‘Alex’ y que lejos de cualquier destrozo, trajo consigo agua suficiente a presas, ríos y mantos acuíferos, por otro, sin duda, el enorme beneficio de la lluvia en los agostaderos, donde se desarrollan, montes, matorrales, pastos, principales fuentes de alimentación del ganado.
Un dato interesante en la ganadería regional es que el porcentaje de pariciones promedio, es el 60 por ciento de los vientres, claro, hay que anotar que es necesario apoyar a las vacas con sales, minerales y vitaminas para hablar de este rendimiento óptimo.
Es que la cría de ganado, sobre todo bovino, es sin duda, también parte de la construcción de nuestro querido estado.
Las grandes extensiones de terreno, con excelentes pastos nativos, brindaron una rápida y eficaz proliferación del ganado, al tiempo que caminaban los hombres del otro mundo.
Con la llegada de los colonizadores a esta región conocida como El Nuevo Santander, también llegaron las primeras vacas, caballos, ovejas, cabras y mulas. Lo que le dio a todo el norte y noreste mexicano una enriquecedora actividad primaria.
Ahora mismo, que conmemoramos el 200 aniversario de la creación del estado libre y soberano de Tamaulipas, no podemos dejar pasar por alto el reconocimiento a actividades patrimoniales como la ganadería.
En efecto, los tiempos, como la actividad misma, han cambiado, y ha sido para bien; recordemos que antes las demandas eran por tierra, luego por apoyos, buscamos mejorar la genética del ganado criollo, adaptamos razas, se apoyó en un tiempo con infraestructura y equipo, pero nunca imaginamos que la lluvia se alejaría tanto.
Requerimos entonces, desarrollar prácticas de manejo y conservación del agua; fortalecer la prevención de pastos y almacenar para que no falte como en estas fechas, pero sobre todo, requerimos revalorar el trabajo de los ganaderos, reconocer en ellos, que en cualquier parte de la cadena que se encuentren, somos muy importantes para la alimentación de las personas.
O, usted, ¿de dónde cree que viene la carnita asada?
Hasta la próxima.