“Yo soy un moro judío, que vive con los cristianos, no sé qué dios es el mío, ni cuáles son mis hermanos”: Milonga del moro judío de Jorge Drexler.
Querido lector, a menos que viva en una cueva o en una columna como San Simeón, usted debe de haber escuchado en esta semana que existe un conflicto latente entre Israel y Gaza. Los antecedentes del conflicto datan desde el siglo pasado, no vale la pena hacer un recuento aquí, ya que cualquier buscador en internet le puede dar respuesta dependiendo del enfoque que aborde, ya sea el territorial, el religioso, el económico, el cultural, etcétera.
Gaza es un territorio palestino autogobernado que, junto con Cisjordania, conforma el Estado de Palestina (gobernado por la Autoridad Nacional Palestina), pero que desde 2007 es gobernado por Hamás, una organización islámica palestina considerada organización terrorista por algunos países y que llegó al poder en elecciones libres.
La Franja de Gaza, junto con Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán, está considerada por la comunidad internacional como «territorio ocupado» por Israel desde 1967. Además, desde 2007 está sujeta a un bloqueo militar por parte de Israel y Egipto.
Este bloqueo (por tierra, mar y aire) ha sido el caldo de cultivo para esta reciente disputa, en donde el actual gobierno de Hamás lanzó una ofensiva contra Israel el pasado siete de octubre, cuando grupos armados de milicianos palestinos, principalmente de Hamás y la Yihad Islámica Palestina, atacaron desde la Franja de Gaza con una andanada de cohetes y vehículos transportados. El ataque fue inesperado, en el que murieron más de mil 400 personas, la mayoría civiles, según datos del Gobierno israelí. El país respondería poco después con una represalia denominada Operación Espada de Hierro, que incluyó bombardeos e incursiones militares contra Gaza
En el último recuento de bajas en esta guerra van cuatro mil 137 palestinos muertos y más de 13 mil heridos por los bombardeos de Israel en la Franja de Gaza. El principal objetivo de estos bombardeos son instalaciones y bases de Hamás. Pero las imágenes en la zona del conflicto cuentan otra historia, la principal afectada por la artillería es la población civil. El bombardeo en palabras de militares israelíes se ha generado a un ritmo que no se había visto en décadas, en donde se califica ya de genocidio por algunos países.
La ayuda humanitaria se ha retrasado por la logística de inspección de cargamentos que entran a la zona, mientras tanto, hombres, mujeres y niños sobreviven con carencia de electricidad (ya que Israel ha bloqueado el envío de diésel con el que trabaja la única planta eléctrica de la zona), además de la falta de medicinas, alimento y agua potable.
Para evitar los bombardeos los operativos militares de Hamás se esconden en túneles atrincherados con armamento y provisiones, por lo que el estado israelí prepara una incursión militar de infantería para dar caza a los principales cabecillas del movimiento. Mientras tanto, los ciudadanos son rehenes y carne de cañón en esta disputa.
Una guerra que puede agravarse si entran otros países a apoyar a cada bando, por parte de Israel, Estados Unidos, Gran Bretaña y sus aliados, por el lado de Palestina el bloque de Estados Islámicos. En la actualidad, según datos de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) se proporciona asistencia, protección y defensa a más de cinco millones de refugiados y refugiadas de Palestina registrados. Casi un tercio, más de un millón 400 mil, viven en los 58 campos de refugiados que la Agencia gestiona en Oriente Próximo, y que se ubican a su vez en cinco áreas: Gaza, Cisjordania – incluida Jerusalén Este-, Jordania, Siria y Líbano.
A estos refugiados se sumarán los de este conflicto, siempre y cuando sobrevivan a las bombas, el hambre y la sed. Se espera que Egipto abra sus fronteras para el éxodo de refugiados palestinos, aunque la comunidad internacional prevé que Hamás evitará la movilización ya que la población funciona como un escudo humano, (cosa que parece importarle poco a Israel), además de que existe un porcentaje de ciudadanos que están radicalizados a favor de la yihad de Hamás.
Organizaciones como UNRWA de las Naciones Unidas solicitan donaciones para apoyar a las víctimas del conflicto a las que consideran prisioneros en la mayor cárcel a cielo abierto jamás conocida. Esa es la famosa franja de Gaza.
Lo dijo acertadamente John Donne en un poema: “Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”.