José Inés Figueroa Vitela.-
Publicó un exgobernador, de cuyo nombre nadie quiere ni acordarse,
hace unos días, que se había llegado la hora de hablar con la verdad.
¿En serio?, ¿confesión de parte?
No tenía que aclararlo; los tamaulipecos siempre lo conocimos por
mentiroso y ahora que lo dice, tampoco pensamos que es gripa y vaya ser
por una iluminación extraordinaria, que de pronto se decrete en “modo
verdadero”.
De esas patologías, el hermano de aquel -alguien que le pusieron a
hacérselo porque tampoco se le conocen tales “talentos” o “disposiciones”-,
a través de redes sociales ha estado endosando todas las miserias de la
casa, a terceros.
Se lee en las cuentas de redes sociales firmadas por el sujeto de
marras, lamentos por algún presunto hecho delictivo sucedido en el terruño,
quejas por supuestos desabastos de medicinas para algún mal específico y
hasta el reclamo de que la inversión pública beneficie a la economía
general.
¿Habíase visto en algún lugar tanto cinismo desperdigado en tan
poco tiempo?
Tamaulipas llegó a conocerse internacionalmente como una “zona
silenciada”, porque algunos delitos de alto impacto dejaron de publicarse,
por el imperio de los grupos delincuenciales sobre la autoridad.
No obstante, la mayoría de los delitos que no se hicieron públicos, o
de plano se negaron, fue porque fue el propio gobierno el que los ocultaba,
para manipular y maquillar las cifras de incidencia.
Como quiera, de una u otra forma, lastimosamente en muchísimos
casos como víctimas directas o testigos primarios, los tamaulipecos siempre
conocimos la realidad de lo que estaba pasando, reconociendo entre los
verdugos, a los mismos policías.
Y por supuesto, no estamos ni tantito cerca de como estuvimos antes;
la percepción de inseguridad ha bajado y la incidencia real también, aunque
el PAN y sus abonados sigan inventando escenarios y publicando notas
falsas.
De medicinas ni hablar; el saqueo presupuestal, con ese pretexto
durante el pasado sexenio fue público y notorio: abasto cero.
Institucionalizaron el que los pacientes llevaran hasta las gasas en los
hospitales públicos y armaron una guerra mediática, para que no
desapareciera el Seguro Popular, porque era el pretexto para el robo
descarado.
¿Inversión pública para apuntalar la economía general?
Solo está pendiente que expliquen qué hicieron con el presupuesto de
Tamaulipas durante el pasado sexenio, porque las pocas obras que
hicieron, fue con endeudamiento público, evidentemente mucho mayor al
costo real de esas ínfimas acciones.
Si ni el mantenimiento dieron a la infraestructura instalada que
entregaron inoperante, destruida, saqueada.
Con tantita vergüenza, el impresentable Senador de minoría panista,
silenciaría a quienes le escriben en sus redes sociales y esperaría orando,
cobrar el último cheque en la Cámara, para emprender la huida con su
consanguíneo y evadirse de la justicia.
Sus delitos y complicidades están sobradamente documentadas.
En Victoria capital, el alcalde LALO GATTÁS celebró su cumpleaños
en familia, sin dejar de dar seguimiento, a la estrategia para responder a las
expectativas ciudadanas.
Ayer, precisamente, se realizó la Tercera Jornada Dominical de
Limpieza, en la que se vuelca todo el equipo motriz y humano disponible,
para atacar las rutas que muestran rezago en la recolección de desechos
sólidos del municipio.
La administración capitalina está decidida a alcanzar la cobertura del
cien por ciento en los servicios públicos y aunque en el caso del abasto de
agua potable dependen de la naturaleza -que llueva mucho-, a través de las
pipas nuevas adquiridas con el apoyo del Gobernador AMÉRICO
VILLARREAL ANAYA, cubren todos los asentamientos a donde no llega la
red de distribución, que además se atiende con tandeos.
Estratégicamente, en varios frentes se realizan obras de bacheo,
pavimentaciones y repavimentaciones, en rutas estratégicas del transporte
público y mayor tránsito vehicular y peatonal.
Finalmente, bien se dice, obras son amores… no buenas razones.