“Una cultura obsesionada con la delgadez femenina no revela una preocupación por la salud de las mujeres, sino su obediencia”: Naomi Wolf, El mito de la belleza
Naomi Wolf escritora, periodista estadounidense y una de las voces más influyentes de la tercera ola feminista, señala en su libro El mito de la belleza (1990) que desde 1970 las mujeres occidentales accedieron a mayores niveles educativos, obtuvieron derechos legales y participaron en espacios laborales antes vedados. Wolf se pregunta: décadas después de la liberación, las mujeres ¿se sienten libres?
A la respuesta a esta pregunta, Wolf señala que las mujeres no se han liberado del todo, y esa falta de libertad se debe a la apariencia física. Para Wolf al tiempo que las mujeres rompieron las barreras de las estructuras de poder, los trastornos de la conducta alimentaria aumentaron y la cirugía plástica se volvió la especialidad médica de mayor expansión; se duplicó el gasto en pornografía y según el resultado de una investigación realizada a treinta y tres mil mujeres norteamericanas se encontró que la meta más importante de la vida era perder entre cinco y diez kilos.
Y sí, las mujeres son la generación con mayores derechos en la historia de la humanidad, pero no ha logrado que puedan liberarse de las imposiciones sociales y culturales que les exigen estándares inalcanzables de belleza y juventud. Con el auge de las redes sociales, generaciones de niñas, adolescente y mujeres están constantemente bombardeadas por imágenes de la mujer ideal de este primer cuarto del siglo XXI.
La escritora, periodista y redactora de la revista The New Yorker, Jia Tolentino en su libro “Falso espejo: reflexiones sobre el autoengaño (2020)”, afirma que el feminismo no ha erradicado la tiranía del concepto de “mujer ideal” sino que lo ha fortalecido; en la actualidad, es posible que una mujer normal le resulte imposible percibir que pasa la mayor parte del tiempo intentando acercarse a un espejismo idealizado de su propia imagen.
Jia Tolentino describe a la mujer ideal, la que nos venden en Instagram, como una mujer sin edad concreta pero siempre se ve joven, tienen una marca personal que monetizan, con novio o marido con el que reafirman su estatus de objeto valioso; aprovecha la tecnología para difundir su imagen, gasta muchísimo dinero en cuidado de la piel. El famoso skin care se ha convertido en ritual casi sagrados que ahora niñas y adolescentes realizan levantándose más temprano de lo normal para poder realizarlo antes de ir a sus escuelas.
Esta mujer ideal además tiene varios o muchos arreglos estéticos en su cara y cuerpo; está siempre sobrecargada de trabajo en donde todo debe de estar perfecto: lo doméstico, casas impecables, hijos e hijas que no hacen nunca un berrinche o un mal momento, madres recatadas, pero predican ser liberadas. Hacen mucho ejercicio y tienen un estilo de vida fitness. Visten impecables siempre con lo último de moda, maquillaje y pelo perfecto. “La mujer ideal parece hermosa, feliz y despreocupada y perfectamente competente. ¿Lo es en realidad?, pregunta Tolentino.
La realidad es que este ideal de mujer, ejerce una presión mucho mayor sobre las mujeres, causando ansiedad, depresión y otros problemas de salud menta derivados de la no aceptación de sus cuerpos. La imposición de patrones estéticos femeninos, pone a mujeres y niñas en una imperfección constante, en la necesidad de ser perfectas para ser aceptadas y valoradas, en una sociedad machista que sigue considerando a las mujeres como no merecedoras.
Amémonos como somos, liberémonos de todas aquellas ataduras que nos hacen infelices, nos presionan y nos hacen sentir frustradas, enojadas y ansiosas sobre nuestra apariencia. Enseñemos a niñas y adolescentes que el autocuidado es primordial y no debe de confundirse con forzar al cuerpo a pautas de belleza dañinas que atentan contra la salud física y emocional.
La gran feminista mexicana Marcela Lagarde y de los Ríos, afirma: la política feminista a favor de la autoestima de las mujeres prendente lograr que los cambios que propugnamos en el mundo correspondan con cambios internos. Se trata de ir siendo, aquí y ahora, las mujeres que queremos ser.