Claudia Vázquez Andrade
Dicen que el poder no se comparte y se ejerce a plenitud, y en política la historia ha dado cuenta de eso, los buenos y malos gobiernos han quedado grabados, tanto en libros, como en la memoria de los mexicanos, y obvio que Tamaulipas no es ajeno a ello.
Y es el actual proceso electoral el escenario donde el gobierno del Estado, emanado de la cuarta transformación, deja constancia que, en su partido, nadie está por encima de las reglas escritas y no escritas.
El manotazo fue fuerte y contundente para quienes se manifestaron en contra de las decisiones tomadas, y pensando en que son poder real y autónomo hicieron alarde de fortaleza electoral, llegando a los insultos y groserías, armados de soberbia pura.
Así que hoy, todo hace indicar que uno de los ungidos no verá su nombre en las papeletas, mientras que otro está en la “cuerda floja”, porque presumen tiene más pesos de los que ha ganado con el sudor de su esfuerzo; uno más fue retirado de la contienda, y el más pendenciero, estacionado en los tiempos del “porrismo”, también está emplazado, y aunque de no de manera directa, se da por entendido que la operación se extenderá hasta pasada la elección, y entonces entregará los bártulos.
En fin, los más felices con esta manifestación de poder y control, son los mismos morenistas, los de “hueso colorado”, porque suponen que, tras la toma de riendas, vendrán los ajustes pendientes.
Lo que hace inferir que esperan más “manotazos”, pero en estos casos de la mano de mandamientos judiciales para los que han exhibido la falta de resultados en la operación política.
Así que, de no suceder otra cosa, los morenistas tienen la esperanza que la mano dura persista, no para gobernar, sino para recordarles a los que se fueron, que están pendientes con los tamaulipecos, y que hoy hay voluntad política para no cerrar los ojos y dar carpetazos a los abusos y presuntos saqueos.
El ejercicio del poder está a plenitud… ahora sí, que, de ser así, dicen que harán lo que Shakira… van a facturar.
LA ÚLTIMA
¿Con quién sí, con quién no?, o ¿Quién, con quién?, eran interrogantes que se planteaban los militantes de Morena y del Verde Ecologista en Tamaulipas para la hora de depositar su voto, porque resulta que estos partidos, aunque van en coalición, hay algunos puestos de elección popular en los que van por separado, o sea, son competencia franca.
Y es por ello precisamente que se han registrado inconformidades por parte de candidatos y obvio de sus respectivos grupos, llegando incluso a los insultos y recordatorios maternos, como fue el caso del aun candidato a la diputación federal por Matamoros, Mario López “la borrega”.
Pero, como toda acción provoca una reacción, los enterados o cercanos al poder, aseguran que la Unidad de Inteligencia Financiera y Económica del Estado, le tiene una sorpresa al acalorado alcalde con licencia. No son iguales y menos los mismos, pero los métodos no cambian.
Pero igual se dio un rompimiento Morena-Verde en la capital del Estado que terminó con el ungimiento como candidato a la alcaldía del actual presidente municipal, y aunque se tomaron la foto de la unidad los aspirantes, los representantes de ambos partidos guardaron silencio, lo que hace suponer que el desacuerdo está dado.
En Madero, las cosas no son distintas, pues el alcalde con licencia Adrián Oseguera, se inconformó de manera legal por el despojo de la candidatura a la diputación federal por esa urbe petrolera, y aunque también va en la lista plurinominal, es claro que difícilmente llegaría al Congreso de la Unión.
Los frentes que trae Morena en Tamaulipas no son pocos, de tal manera que los grupos se preparan para el eventual relevo de los candidatos Mario López “La borrega” y Carlos Peña Ortiz “Makito”, este último, se asegura que está en la cuerda floja porque no tiene derecho a votar y ser votado. En pocas palabras, está vetado en el padrón electoral.
La mano que mece la cuna es un misterio, y aunque Morena hasta ahora no ha dado un golpe de timón, los morenistas confían que todo este torbellino que está envolviendo al partido en el poder, sea producto de una estrategia que no termine como todas las anteriores, esas que no han logrado sacudirse al pasado.