Mauricio Zapata
La serie Día Cero nos plantea un futuro desolador: el agua, ese recurso que damos por sentado, se ha agotado.
Las ciudades colapsan, los gobiernos entran en crisis, y la supervivencia se convierte en una guerra entre los que tienen y los que no.
Lo más inquietante de esta historia no es su dramatismo, sino su inminente posibilidad.
En el mundo real, la crisis hídrica ya está tocando la puerta. Ciudades como Ciudad del Cabo, Chennai y Monterrey han vivido escenarios similares al de la serie.
Lagos y ríos se secan, los acuíferos se agotan, y la corrupción e incompetencia gubernamental agravan la situación.
El agua se privatiza, y el acceso equitativo se convierte en un sueño lejano.
Día Cero no es solo un thriller de ciencia ficción; es una advertencia. La escasez de agua podría desatar conflictos geopolíticos, desplazamientos masivos y un colapso económico sin precedentes.
En la serie, la violencia y el caos toman las calles.
No es difícil imaginar que algo similar ocurra en la vida real: la desesperación lleva a la gente a tomar medidas extremas.
El problema es que no estamos actuando con la urgencia necesaria.
Los gobiernos siguen aprobando proyectos que destruyen ecosistemas, las industrias derrochan millones de litros, y los ciudadanos continúan con hábitos de consumo insostenibles.
A pesar de las advertencias científicas, seguimos creyendo que el agua es infinita.
Si no hacemos cambios drásticos, Día Cero dejará de ser una serie para convertirse en nuestro día a día.
Imagínense si nomás le quita uno a los adolescentes media hora el celular y se ponen como energúmenos.
Uno mismo se desespera con tan solo un Internet lento. Pensemos que pasaría si no hubiera red.
¿Queremos vivir en un mundo donde el agua sea un lujo, donde el miedo gobierne las calles y donde las guerras se peleen por un vaso del líquido vital?
La ficción nos está mostrando el futuro que estamos construyendo.
La pregunta es: ¿estamos dispuestos a cambiarlo?
EN CINCO PALABRAS.- No me imagino la hecatombe.
PUNTO FINAL.- “Si la música tuviera olor, ¿a qué olería?”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata