Ana Medina
En el marco del festejo (tan merecido), del Día del Maestro, me gustaría tocar un tema bastante sensible (menos que los problemas de pago, pero sí muy relevante).
La planeación.
La planeación didáctica es en sentido estricto el plan de trabajo que contempla los elementos que intervienen en las estrategias de aprendizaje para nuestros alumnos, organizadas de manera que faciliten el desarrollo de las capacidades, habilidades, competencias de nuestros alumnos y sobre todo la distribución de nuestro tiempo en el aula.
De normalista recuerdo que previo a la jornada de práctica intensa había una semana que se denominaba “de preparación” donde los formadores de docentes revisaban las planeaciones que eran realizadas por el docente practicante, quien generalmente había seleccionado los contenidos a abordar desde una semana antes.
Este ejercicio, que dicho sea de paso para muchos de nosotros era más intenso que la practica en sí, era bastante sencillo, siempre y cuando uno conociera el programa, y su tutor tuviera una secuencia de trabajo establecida; si no esto era el inicio de un gran caos.
Otra duda que tuve muchas veces como estudiante era: cómo alguien que iba 30 minutos a mi escuela de vez en cuando podía saber si mi planeación estaba bien o mal.
Obviamente no me refiero a estructura o diseño, a metodología y cosas que enseñan en la normal. Simple y llanamente son cosas que se van aprendiendo sobre la marcha. Hacer una actividad que dé respuesta a las necesidades o al diagnóstico de nuestros alumnos no es tarea sencilla, y no es una cuestión que otro maestro puede hacer.
Por eso me parece sorprendente que actualmente hay una gran cantidad de lugares donde venden las planeaciones semanales, secuencias didácticas, detallado de actividades incluso con anexos para imprimir el material y hasta instrumentos de evaluación. Y la verdad es que no es ilegal y argumentos a favor de la compra hay muchos… pero… ¿qué tan correcto es hacerlo?
Cuando estuve en UAMCEH uno de los temas de mayor área de oportunidad era el desarrollo de una planeación didáctica, no es algo que se enseñe paso a paso (como en la normal), a que los alumnos realicen, más bien es una construcción independiente y luego cuando están frente a grupo es cuando vienen los problemas.
Ha sucedido también que los maestros han sido exhibidos en clase por desconocer un tema, si bien es cierto que no somos “todólogos”, es innegable que eso refleja una mala planeación, pues demuestra que no se conoce lo que se va a realizar en clase.
Planear la clase, para el docente constituye una herramienta necesaria para accionar de acuerdo a los objetivos que se desean lograr.
Y aunque actualmente la educación ha tenido y está sufriendo transformaciones y reformas en los planes y programas es labor del docente adaptar sus planes de clase a esta nueva normalidad.
En educación nunca se va a tratar de aparentar, a un maestro “bueno” o más bien de calidad, nunca lo vamos a identificar por lo bonito que esta su salón, o las maravillosas actividades que inventa para sus alumnos, sino por lo que enseño.
A lo mucho, cuando conocemos a esos maestros que son “mejores que los demás” podemos identificar docentes individualistas con pocas habilidades para el trabajo en equipo y para la colaboración en colectivo, faltos de liderazgo, y de habilidades sociales, en muchos casos la apariencia no refleja los aprendizajes de los alumnos. Tan necesario es que se vea bien como que funcione. Y la planeación tiene que girar siempre en torno a un objetivo. Sino para que planeamos.
Además que no se pierda la bonita costumbre de planear el domingo por la noche para semana siguiente. Siempre y cuando no lleguen al aula sin un plan de clase bien fundamentado, todo saldrá bien.
Si la planeación sólo sirve para rendir cuentas no sirve. Se trata de hacer, no de quedar bien.