abril 29, 2024
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Ma. Teresa Medina Marroquín

La pobreza en humanidad: el odio y la guerra

marzo 24, 2024 | 101 vistas

Ma. Teresa Medina Marroquín.-

 

PREFIEREN MATARSE Y NO LLEGAR A PACTOS DE AMOR POR LA PATRIA

Ya tienen buen tiempo diciendo que la violencia en sus tantas presentaciones nada tiene que ver con el puro placer de derramar sangre, sino que son otros factores los que detonan esa proclividad agresiva y asesina.

Lo que sucede en México, lo que pasó el viernes en Rusia, la guerra (“soterrada”) en calles de grandes ciudades de los Estados Unidos, las rebeliones de ciudadanos en países con gobiernos autoritarios y la amenaza de una Tercera Guerra Mundial, protagonizada por la OTAN contra Rusia, pero en realidad azuzada por Estados Unidos y Francia, donde China advierte que defenderá los intereses de Moscú, quizá sea la urgente necesidad de que almacenes atestados de armas de enorme poder destructivo continúen siendo uno de los más importantes sino es que el mejor negocio del planeta.

O sea, ¿el “bisnes” es lo que origina las matanzas que se dan todos los días en el mundo, sin ser propiamente la violencia la que supuestamente vive, por decirlo así, en el alma de más de 8 mil millones de seres humanos que habitan la Tierra?

Bajarle al nivel de los inventarios de guerra hace que la diabólica maquinaria que mueve la envidia, el odio y la disputa por el poder planetario desate las peores pasiones humanas.

¿Qué es entonces todo eso que se ve como tantos casos extremos de violencia, sin que las autoridades de las naciones más poderosas puedan impedir?

Ya incluso se dice que Rusia tiene un mapa donde las más importantes ciudades de los Estados Unidos se convertirían en blancos de misiles nucleares.

¿Podemos imaginarnos esta barbaridad donde desde hace mucho se sabe nadie resultará ganador de la Tercera Guerra Mundial?

 

CAÍN Y ABEL, ISAAC E ISMAEL, ELECCIONES Y ADN VIOLENTO

No cabe duda que el odio milenario de Caín contra Abel, junto al que iniciaron también hace miles de años dos medios hermanos, el judío Isaac contra el árabe Ismael, se debe traer en los genes.

Una gran parte de las desavenencias de los pueblos y de las naciones se tiene que resolver a través de la guerra, pues esta, según se ha dicho en diversas ocasiones, aparece grabada indeleble en el ADN humano.

Y dicha guerra, también ya tienen buenos años diciéndolo, es el camino más eficaz y paradójico para vivir en medio de la paz.

La raza humana es violenta por naturaleza, afirman los científicos. No obstante, estos igual han descubierto que ese altísimo nivel de violencia, convertido en guerras, suele disminuir si se le incorpora una buena dosis de ciencia, cultura, religión y democracia.

Y si el humano no es tan violento por naturaleza, y si esto desecha la probabilidad de que todo ese rencor tenga que ver con factores genéticos, entonces podría ser que existan condicionantes derivados del entorno ambiental y ecológico.

Aquí en México la violencia política es un fenómeno exacerbado al final del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, lo que llevó al periodista Jorge Ramos a preguntar si había dado la orden de que mataran a Luis Donaldo Colosio en Lomas Taurinas.

Luego vendría el magnicidio de José Francisco Ruiz Massieu y hasta el 2010 el de Rodolfo Torre Cantú.

¿No tienen, siendo así, otro remedio para dirimir sus diferencias las potencias del mundo y la clase política de México? La realidad indica que no.

Que la conciencia humana se pierde cada vez más al grado que el Papa Francisco pidió hace unas horas “promover la belleza” en una época “rica en técnica, pero pobre en humanidad”.

Mientras tanto en este México electoral, plagado de promesas, tantas de ellas baratas y otras inalcanzables, sólo nos queda el recurso de la paciencia, y donde ese ambiente circense está condenado a que los candidatos jamás lleguen a compartir, inducidos por corporativos controlados en países ricos, una serie de ideas, pues antes prefieren matarse, que llegar a pactar por amor a la patria.

¡Excelente inicio de semana!

[email protected], @columnaorbe

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