Mauricio Zapata
Eduardo Gattás es alcalde de Victoria por circunstancias, casualidades y lucha de poderes, no por eficiente y mucho menos querido por el pueblo.
Su designación como candidato fue de emergencia.
Él no era el elegido, pero nadie del centro iba a venir a Tamaulipas a imponer personas. Y mucho menos en la tierra del jefe político: la Capital.
Estaban a punto de agandallarse la ciudad más importante de Tamaulipas, políticamente hablando y, en ese momento, solo Gattás era la opción.
Pero no iba a ser gratis. Le ayudaron a ganar. Tenía que salir airoso sí o sí. No cabía otra opción.
A media campaña se estaban arrepentidos de haberlo postulado; los negativos eran increíbles. Incluso más que Xico.
Pero aguantaron vara y sacaron la chamba electoral. Le dieron el triunfo qué fue por trabajo de operación externa y no por bonito y simpático.
A cambio, el “ganador” les debía dar parte del Gobierno: puestos estratégicos.
Hoy el “ganador” se niega a cumplir el trato. No quiere repartir los cargos.
Es él quien, ahora, está poniendo condiciones como si estuviera en la posición de hacerlo.
Inició ayer su administración sin gabinete. Es decir, él tiene el suyo, pero fue rechazado por el Cabildo y en rebelión, se aferró.
Algunas de sus “propuestas” no son del agrado de la otra parte del trato. Porque el alcalde no quiere ceder nada, a pesar de que ese era el acuerdo.
El máximo órgano del Ayuntamiento que, está por encima del propio alcalde, reprobó el planteamiento.
Ahora irán al Congreso del Estado y, quizás, hasta los Tribunales.
Pero el asunto, es que no solo está pasando por alto un acuerdo, sino una decisión de ese Cabildo y, desde luego, de quien manda en Tamaulipas.
No hay gabinete. Pero lo que sí hay, es ya una afrenta que le puede resultar costosísima.
EN CINCO PALABRAS.- La soberbia devora la política.
PUNTO FINAL.- “Donde manda Capitán, aunque el marinero reme para otro lado”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata
