El debate sobre la deportación masiva de migrantes suele centrarse en la economía, la seguridad y la política.
Sin embargo, hay un ángulo que pocos abordan con la seriedad que merece: el impacto en salud pública.
Una deportación a gran escala implicaría el desplazamiento abrupto de miles de personas, muchas de ellas en condiciones de vulnerabilidad.
En el país de destino, acceder a atención médica sería casi imposible, pues la mayoría no contaría con recursos ni documentación para ser atendidos en hospitales públicos.
El resultado: enfermedades desatendidas, brotes infecciosos y una crisis sanitaria en las zonas de llegada.
Pero los efectos no se limitan a los deportados.
En los países que los expulsan, la interrupción de tratamientos médicos en comunidades migrantes puede provocar la propagación de enfermedades contagiosas.
La falta de acceso a vacunas y medicinas en tránsito aumentaría el riesgo de epidemias.
Aunado a ello, las enfermedades que podrían contraer una vez que llegan a las ciudades, que no se quieran mover de ahí y prefieran estar varados que regresar a sus lugares de origen.
Un problema de salud pública que tarde o temprano impactaría a todos.
A ello hay que sumarle la salud mental.
La separación de familias, la incertidumbre y el trauma del desarraigo pueden desencadenar ansiedad, depresión y estrés postraumático.
Sociedades enteras tendrían que enfrentar los efectos de esta crisis emocional, con sistemas de salud ya saturados e incapaces de absorber la demanda.
Quienes impulsan políticas de deportación masiva suelen ignorar estos factores.
Muchas veces las autoridades, independientemente del color que porten o el perfumen que se pongan, piensan en números, no en personas. O sea, piensan más en lo cuantitativo que en lo cualitativo.
Pero la salud es un asunto global.
No se trata de ideologías ni de fronteras, sino de humanidad.
Y ese reto, no parece ser prioridad, al menos no en la narrativa.
EN CINCO PALABRAS.- Nada es lo que parece.
PUNTO FINAL.- “No se trata de mandar gente de un lado a otro, sino de entender qué consecuencias tiene para todos”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata