diciembre 4, 2024
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Desiderio García

La soledad del corredor

mayo 17, 2024 | 222 vistas

El escritor Haruki Murakami, en su libro “De que hablo, cuando hablo de correr” narró su experiencia como corredor de maratones. En este libro, parte diario, parte crónica, el japonés cuenta de su gusto por esa difícil prueba, que pone al máximo el cuerpo humano.

Un maratón es una carrera de larga distancia de 42 kilómetros, en donde el corredor compite no solo contra otros corredores, sino también contra el reloj, buscando mejorar su propio record personal. Tan agobiante es esta prueba, que el solo hecho de concluirla es una victoria.

Murakami ha participado en las competencias más importantes del mundo, como el maratón de Boston, el de Tokio, el de Nueva York y por supuesto el de Atenas, Grecia. País en donde nació esta disciplina olímpica, basada en la historia del soldado griego Filípides quien en el año 490 A. C. murió de fatiga tras haber corrido 40 km desde Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército persa.

En realidad, según el historiador Heródoto, Filípides recorrió el camino desde Atenas hasta Esparta para pedir refuerzos, lo que serían unos 213 kilómetros.

En una parte de su libro, el escritor cuenta que se encuentra en la preparación para correr por primera vez el maratón en Atenas. Ante la frustración por algunas molestias musculares y el poco tiempo para prepararse por culpa de la agenda de difusión de su último libro en turno. Murakami se empezó a preguntar: ¿Qué fuerza es la que obliga a un ser humano a enfrentarse a una prueba tan desgastante como un maratón?

El escritor habla sobre “la soledad del corredor”, ese estado de gracia en el que entra el atleta, al superar los múltiples avisos del cuerpo que le pide que pare, que no siga más. Muchos lo conocen como entrar en ‘la zona’, que es lograr un estado psíquico y físico óptimo, donde fisiológicamente todos los sistemas del cuerpo trabajan en sintonía para lograr un objetivo, con un estado mental activo, positivo, focalizado (de máxima concentración) y resiliente.

En los deportes de alto rendimiento, sobre todo en los extremos, debido al estrés que se ejerce en el cuerpo, es en donde existe el mayor número de casos de personas que experimentan ese estado físico y mental, pero también los artistas y personas comunes son capaces de entrar en él.

Imagino que más de un candidato o candidata, en este proceso electoral de 2024, debido al intenso calor, la violencia, la guerra sucia y la falta de apoyos, ya no ven lo duro, sino lo tupido. Más de uno, habrá estado a punto de renunciar, al ver que la campaña no avanza, las encuestas no le favorecen o simplemente el físico y la mente no dan para más.

Porque una cosa es soñar con la oficina lujosamente amueblada con aire acondicionado, el presupuesto y las lisonjas que vienen con el puesto y otra muy diferente es hacer campaña y sufrirle, para buscar la aceptación y el apoyo del electorado.

Si usted es un candidato o candidata y siente que la vida no vale nada. Que sería mejor estar en una playa paradisíaca disfrutando de una piña colada y no sufrir los sustos por balaceras, torceduras de pies debido a los baches, las ampollas por las calles sin pavimentar, el quemarse la piel bajo el sol, y sudar la gota gorda en las caminatas. Deténgase un momento a meditar que ese es el día a día de muchos de los ciudadanos a los cuales les va a solicitar el voto.

Haga el último esfuerzo, y trate de entrar en ese estado de gracia, que ya falta menos para el 2 de junio. Lleve su mente y cuerpo al extremo y encuentre esa empatía hacia sus votantes y tal vez también pueda conocer “la soledad” de la que habla Murakami.

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