Bien lo expone un corrido popular al decir que “las vacas en el corral, bramaban y daban tristeza”
Es que el clamor generalizado de los productores de ganado es la intensa sequía que se deja sentir en la región sur de El Mante, mejor conocida como la zona temporalera.
La falta de lluvias por largos periodos de tiempo ha ocasionado que a lo que antes los expertos le llamaran fenómeno atípico, hoy se ha vuelto un asunto cotidiano, que cada vez se vuelve más complicado.
En esta importante región de mujeres y hombres trabajadores, se calcula que más de 20 mil cabezas de ganado están siendo afectadas, tan solo en la Asociación Ganadera Lázaro Cárdenas, ubicada en el ejido Nueva Apolonia, existe el registro de 178 productores socios de la misma y sin cuantificar cuántos más se suman a las afectaciones.
Es importante comentar que la presa Ramiro Caballero, también conocida como Las Ánimas, cuya superficie ocupa diez mil hectáreas, se encuentra por debajo del 13 por ciento de su capacidad, lo que ha obligado a las autoridades a darle prioridad al agua para uso humano, dejando de regar las 38 mil hectáreas del Distrito 092, donde los cultivos son caña, soya, arroz, sorgo, maíz y por supuesto el uso ganadero que se le da, llenando abrevaderos, pequeñas presas y regando pastos.
Ante esta situación, ha iniciado un fenómeno que tenía mucho tiempo no se veía, la venta de ganado, por falta de comida, antes que su condición corporal disminuya y entonces el comprador abuse y los castigue con los precios y condiciones del trato.
Se dice que el principal trabajo de un ganadero se encuentra en garantizar el alimento para su ganado, ya sean estos: vacas, caballos, borregas o cabras. En el argot regional, es de todos conocido que cuando llueve y hay suficiente pasto, “quisiéramos tener muchas vacas, pero cuando la seca se complica, como ahora mismo, no quisiéramos tener ninguna”.
Es en esta temporada en la que a los ganaderos se les ve cortando zacate, acopiando pastura, comprando pacas, suplementado con minerales, melaza o alimento balanceado, el cual cada día se vuelve más caro.
El punto crítico se encuentra aquí, los campesinos han tenido que invertir recursos de su manutención para la compra de comida de su ganado, extralimitándose en su actividad económica.
Efectivamente, la actividad ganadera requiere el cien por ciento de la atención de quienes la practican. Es aquí cuando el discurso político se vuelve realidad, este fin de semana, el ayuntamiento de El Mante anunció en sesión de Cabildo en aquella región, la asignación de recursos para apoyar a los campesinos. El Gobierno del Estado, junto a la Unión Ganadera Regional de Tamaulipas, estamos seguros que habrán de hacer lo conducente para atender a los compañeros ganaderos.
Ya lo hacen con el apoyo en la sanidad animal, al costarle al productor un valor simbólico las pruebas de tuberculosis que tanto se requieren para estabilizar el estatus sanitario. Lo hacen también con la disminución del costo en el trámite del registro de fierro y seguramente lo hará con la estimulación de la lluvia una vez que las condiciones sean las apropiadas.
Podemos hablar de cientos de buenas intenciones, proyectos o solicitudes, aquí lo verdaderamente cierto es que mientras el ganadero no reciba una paca, un kilo de melaza o alimento, todo lo aquí señalado quedará en simple diagnóstico.
Esta situación es una realidad preocupante y alarmante, esperemos que las autoridades, pronto aparezcan en apoyo de los ganaderos en desgracia, no todo el recurso público se puede destinar en eventos, festivales, ferias o próximas posadas; ahora lo que urge es darle de comer a las vacas.
Hasta la próxima.