mayo 5, 2025
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Rogelio Rodríguez Mendoza

La tentación de heredar el poder

mayo 4, 2025 | 28 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza

Aunque la reforma constitucional que prohíbe el nepotismo y la reelección en cargos de elección popular entrará en vigor hasta el 2030, Claudia Sheinbaum ya marcó línea: en Morena debe aplicarse desde ya.

La presidenta no quiere dinastías familiares ni herencias de poder en su partido. Pero una cosa es ordenar, y otra muy distinta que le hagan caso.

Porque la duda es legítima: ¿obedecerán los morenistas, incluidos, por supuesto, los tamaulipecos, esa instrucción o van a hacer lo que siempre han hecho los políticos de este país? ¿Acatarán a su jefa política o apostarán, como siempre, a la desmemoria y la conveniencia?

La presidenta ha sido clara. No quiere que los actuales gobernantes y legisladores postulen a sus esposas, hijos, sobrinos o cuñados. No quiere ver a nadie heredando el bastón de mando como si se tratara de una empresa familiar.

Tampoco quiere la reelección inmediata de legisladores federales y locales, así como de titulares de ejecutivos estatales y federales.

¿Pero quién le pone el cascabel a esa casta política que huele el poder como tiburón a la sangre?

En Tamaulipas, ya hay señales. Ediles que apenas y saben gobernar están empezando a perfilar a sus esposas como “la continuidad” para el 2027. Diputados de Morena que tienen más ambiciones que méritos ya están trabajando en la búsqueda de su reelección o construyendo candidaturas para sus hijos, aunque éstos no sepan ni por dónde sale el sol legislativo.

Y lo peor es que lo hacen con descaro. Desde los cargos públicos, con recursos públicos, y amparados en una estructura partidista que, hasta ahora, no ha tenido el valor de decirles “¡basta!”. Porque si Morena realmente quiere diferenciarse, este es el momento de demostrarlo. Y no en el discurso, sino en la congruencia.

Hay que decirlo: cerrar el paso al nepotismo y a la reelección es un acierto. Por ese camino se han enquistado las peores lacras del poder en México. Faltaría espacio para enumerar las “dinastías” que han hecho de la política un negocio de familia. Y muchas de ellas, por cierto, ahora militan en Morena.

Sin embargo, también hay que advertir algo: una orden política no basta. La tentación del poder es más fuerte que cualquier línea discursiva. ¿Habrá autoridad moral y política en Morena para frenar a sus propios cuadros, cuando empiecen a imponer a la parentela? ¿O veremos otra vez a los mismos apellidos reciclados bajo nuevos rostros?

Desde el punto de vista jurídico, hay quienes sostienen que la reforma es frágil. Que podría ser controvertida en tribunales, apelando al derecho constitucional a ser votado. Puede ser. Pero lo que se discute hoy no es eso. Hoy se discute si Morena —el partido en el poder— tiene la disciplina interna para cumplir la palabra de su presidenta.

Y aquí, en Tamaulipas, lo veremos muy pronto. Porque ya hay alcaldes que están soltando la indirecta en sus discursos y diputados que van pavimentando el camino a sus herederos políticos, como si gobernar fuera un derecho hereditario.

La pregunta es inevitable: ¿serán capaces de renunciar a ese viejo vicio o simplemente lo disfrazarán mejor? Porque si algo saben los políticos, es cómo burlar la ley sin romperla.

La Presidenta quiere cortar de raíz el nepotismo electoral. Está por verse si sus correligionarios están dispuestos a podar sus propias ambiciones.

ASÍ ANDAN LAS COSAS.

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