A diferencia de otros presidentes que desaparecían de la escena pública apenas pasado el proceso electoral, Andrés Manuel López Obrador mantiene una agenda como si estuviera en la primera semana de su gobierno.
Ayer estuvo en Matamoros, donde lo recibió el gobernador Américo Villarreal Anaya junto a la presidenta electa Claudia Sheinbaum y a la señora Beatriz Gutiérrez Müller, esposa de AMLO.
Fue literalmente la última visita de López Obrador a Tamaulipas como presidente de México.
En total, dijo el gobernador Américo, López visitó doce veces nuestra entidad, lo que habla de un aprecio genuino por parte del mandatario hacia estas tierras del noreste de México.
Al pie del acceso principal al puente nuevo de Matamoros, un grupo de trabajadores del Poder Judicial lo esperaban con mantas y altavoces para reclamarle por la Reforma Judicial y lo hicieron.
Aunque los mandatarios no toparon de frente a los manifestantes, quienes quedaron lejos de la puerta lateral por donde ingresó el vehículo en el que viajaba el presidente, Sheinbaum, el Gobernador y otros secretarios de Estado federales.
Tampoco quedaron cerca del lugar donde se llevó a cabo la ceremonia, pero sus reclamos llegaron a la concurrencia y a las autoridades.
Al hacer uso de la palabra el Presidente hizo un recuento sobre la vida del héroe tamaulipeco, el cual, dijo, era un héroe desconocido como muchos y muchas que merecen ser recordados como parte fundamental de la historia de la Nación.
No dejó pasar la oportunidad para cuestionar al sistema neoliberal y para reconocer al gobernador Américo Villarreal, quien, dijo, es un digno gobernador de Tamaulipas.
Américo, por su parte, habló de las emociones encontradas que representó la última visita de AMLO en calidad de presidente.
Claudia Sheinbaum se mantuvo discreta a lado de López Obrador, a quien no le robó ni un minuto la atención de los asistentes.
Está claro que a López Obrador le hubiera encantado que la presidencia durara 18 años cuando menos y por ello está exprimiendo cada hora del agonizante sexenio de su presidencia.
EL PERSONAJE
Previo a la llegada del presidente López Obrador al puente internacional de Matamoros, el que se llevó los reflectores fue el alcalde electo Alberto Granados Fábila.
Granados está en una especie de luna de miel con la gente de Matamoros, quienes lo apoyan y lo ven con esperanza de que mejoren las cosas en esta ciudad fronteriza.
El gran ausente fue el diputado federal Mario López “La Borrega”, quien no acudió al evento, no sabemos si por sus ocupaciones o porque no fue requerido.
Por cierto, Granados fue el anfitrión de los diputados locales que asistieron al evento, entre ellos la todavía presidenta de la Junta de Gobierno, Úrsula Salazar Mojica, y el próximo presidente del Congreso, Humberto Prieto Herrera.
POSDATA
Dicen que el que mucho se despide pocas ganas tiene de irse…
