La elección para votar por los integrantes del Poder Judicial pinta de lo más difícil que se pueda uno imaginar.
Habrá tantos nombres de candidatos que las boletas, más que eso, serán un libro para elegir cuántos jueces, magistrados y ministros, tanto federales como estatales habremos de escoger.
La tarea no va a ser tanto decirle al electorado quiénes serán los candidatos, sino decirle la manera en que puedan emitir su voto el primer domingo de junio.
En una elección concurrente para decidir, por ejemplo, a los senadores, diputados, alcaldes, gobernador o presidente del país, viene una sola hoja con el nombre de un candidato y el partido que los postula.
Mucha gente se va directo al logotipo del partido político y en menos de un minuto ya cruzó el nombre o logo por el cual decidió emitir su sufragio, sin embargo, para la elección judicial será mucho más complejo.
Por eso menciono que el objetivo de las campañas deberá ser explicarle a la gente cómo va a votar.
Ahora bien, habrá que saber cómo van a ser las campañas políticas, es decir, si los candidatos harán mítines, recorrerán casa por casa o estará en algún crucero repartiendo calcomanías y folletos con sus propuestas para que los conozcan.
Habrá que ver si visitarán los medios y con cuánto dinero disponen para llevar a cabo su proselitismo, que, como ya se ha señalado, durará dos meses.
Sí, será una campaña larguísima, en la que no conocemos las reglas, las prerrogativas, los métodos para llegarle al potencial electorado y, también, para ver otras normas como el de la veda electoral de los organismos gubernamentales, entre otras cosas.
De verdad, será un proceso electoral, si bien, muy diferente a los que estamos acostumbrados, también muy difícil para quienes aspiren a un puesto en el Poder Judicial.
Los diputados, en sus foros “informativos”, solo dan a conocer la iniciativa presentada, en el caso estatal, y el dictamen aprobado en el federal, pero no detallan nada.
Solo traen el discurso ese de la transformación, y repiten lo que tanto se ha dicho: que si la corrupción, que si mejorar la justicia, que si esto que si lo otro, pero no nos han dicho cómo votar, que será lo más importante de este proceso electoral.
A ver cómo nos va y, como dicen por ahí: Que Dios nos agarre confesados.
EL PERSONAJE
Ayer, el gobernador Américo Villarreal Anaya puso en marcha la obra de lo que será la planta potabilizadora que surtirá agua a Victoria. Es decir, la primera parte de lo que será la segunda línea del acueducto.
El evento se desarrolló en un ejido de Villa de Casas, pero se trata de una obra para la Capital, en donde se invierten los primeros 174 millones de pesos, de un costo total cercano a los dos mil millones de pesos.
No es una obra barata ni tampoco será rápida, pero se ponen los cimientos de un sueño de los victorenses que había quedado truncado desde hace 12 años.
POSDATA
El que se adueña del proyecto y lo presume como suyo, no fue ni siquiera invitado, lo que hace suponer que seguirá relegado por el resto del sexenio.