noviembre 23, 2024
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Los Aniversarios Ejidales: tradición y cultura

marzo 22, 2024 | 561 vistas

Como parte de la cultura rural de la región, las tradiciones en ejidos y comunidades, nos llevan a recordar que los festejos patronales y de aniversario son acontecimientos que nos llenan de identidad, arraigo y, sobre todo, de orgullo de ser parte de un ejido.

Es que los eventos organizados para festejar el aniversario del ejido o al santo patrono de la comunidad reúnen a familias anteras, congregan a poblaciones aledañas, viajan amigos y hasta políticos nos dan la vuelta.

El marco conmemorativo, se llena de sana convivencia; desde semanas atrás, autoridades ejidales inician con los preparativos, el primer asunto que atender es sin duda el financiamiento para la fiesta, por ello, llevan a cabo rifas, colectas, cooperaciones y solicitudes de apoyo al Gobierno.

Cuando nos va mejor en el ejido, es sin duda en las campañas políticas, porque sobran patrocinadores y no faltará el personaje que regale una vaca para el banquete.

Las invitaciones formales se hacen llegar unos días antes, previo a ello, ahora con el uso de las redes sociales, vía Facebook o WhatsApp se difunde el cartel publicitario que describe las actividades que, durante el festejo, se habrán de llevar a cabo.

Llegado el día esperado, arrancan las fiestas con las tradicionales Mañanitas, durante el día se organizan encuentros deportivos, ya saben, un torneo de futbol, voleibol, beisbol, carreras ciclistas y atléticas, hasta carrera en costales.

Pasado el mediodía, se reúnen los invitados, familias, amigos y hasta extraños para recibir a los Cabalgantes, que poco antes iniciaron su recorrido.

En la celebración de la misa, se recuerda a los difuntos ejidatarios, pedimos por la lluvia y por obtener buenas cosechas.

La tradicional danza nos recuerda las raíces prehispánicas y llama la atención de todos los congregados.

Antes de servir la comida, se lleva a cabo un desfile, la bandera del agrarismo, con sus colores rojo y negro y el emblema “Tierra y Libertad” es portada con gallardía por el comisariado en turno, quien acompañado de su comité y en algunas ocasiones por los Cabalgantes, recorren las calles limpias y adornadas de toda la comunidad.

Con el sonido de la banda de guerra de la escuela o música ranchera al fondo, con mucha solemnidad también desfilan las banderas mexicanas, el escudo de Tamaulipas y la bandera de la Liga de Comunidades Agrarias.

Llega la hora de que, en el acto cívico y protocolario, se honre la memoria de los ejidatarios fundadores, finalmente, saben los actuales, que gracias a ellos hoy están festejando su ejido.

Para el exquisito banquete se sirven los tradicionales platillos de comida de rancho, con son el asado de puerco, picadillo, barbacoa, frijol, arroz y fideo seco. Las bebidas compartidas son aguas de frutas, refrescos y cerveza.

Ahí se comparte toda la comida y la bebida, se escucha la narrativa del proceso de fundación y se platican uno que otra anécdota vivido a lo largo de los años.

La música que ameniza la reunión es regional, norteña o ranchera, muchas veces llega el “fara-fara”, el mariachi o los huapangos al son huasteco, que entorno a la alegría del momento, canta los versos trovados en ese instante para un buen querreque.

Llegada la tarde, los asistentes se dan cita en el lienzo charro o en el corral improvisado para disfrutar de un jaripeo ranchero, las voces de don Luis Rebollusa, El cachorro de León o el compirri, detallan al momento las montas de los jinetes sobre los soberbios toros traídos exclusivamente al evento.

Hubo quien prefirió asistir a las peleas de gallos, al empareje de caballos, incluso al juego de argollas, estirada de gallos o pollo enterrado. La finalidad fue la misma, divertir a las familias que ahí se dan cita.

Agotados los anteriores y caída la noche, uno o dos grupos musicales sobre la tarima instalada en la cancha del ejido, la cual luce con extensiones de focos y banderolas de colores, amenizan el tan esperado baile popular, que podrá fin al día de los festejos ejidales.

Es así como, a través del tiempo y con el paso de las generaciones, los ejidos y comunidades de la región han construido su propia cultura, sus costumbres y tradiciones. Eventos que se esperan año con año, tratando siempre de mejorar lo ocurrido en el anterior, con el único propósito de reunir a la familia, porque eso somos en un ejido, una sola familia. Bien diría Luisito Rebollusa: “como no”.

Hasta la próxima.

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