Los mexicanos estamos estrechamente relacionados con el maíz, podemos decir que el maíz es una planta sagrada para nosotros.
Miles de años atrás, los primeros pobladores de esta parte del mundo, descubrieron esta maravillosa planta, capaz de alimentarnos por generaciones completas.
Cuenta la leyenda mexica, que el Dios Quetzalcóatl puso el maíz en las manos de nuestros ancestros como un grandioso regalo.
El maíz, actualmente es el único cultivo con presencia en todos los estados de la República, se estima que cada mexicano consume 146 kilos al año en promedio, principalmente en forma de tortillas, también en cereal y otras presentaciones.
Es tan importante en el planeta, que se siembra en los cinco continentes. Brinda a sus consumidores elementos nutritivos para su desarrollo, esto, tanto a los seres humanos como a los animales en la producción de carne, leche y huevo, básicamente; es también considerado una importante materia prima de la industria.
El maíz es un cultivo representativo de México por su importancia económica, social y cultural.
El principal productor es Estados Unidos, que cosecha el 35% del total mundial; México es el quinto productor global pero sólo aporta el dos por ciento del maíz que se consume.
Para nuestro orgullo, el país alberga la mayor diversidad genética con 300 variedades, derivadas de 64 razas de maíces nativos, los cuales en los últimos años se volvieron vulnerables.
Por esa razón, grupos de campesinos y Organizaciones sociales como la Confederación Nacional Campesina CNC, han pugnado por la recuperación de las especies nativas y se ha logrado instituir el 29 de septiembre de cada año como el Día Nacional del Maíz.
El estado de Sinaloa es el principal productor en México con el 26 por ciento del total, seguido de Jalisco, Estado de México, Chiapas, Michoacán y Veracruz.
En Tamaulipas de las más de un millón 600 mil hectáreas en uso agrícola y de acuerdo a las cifras oficiales del Censo Agropecuario 2022, se siembra una superficie de 121 mil 304 hectáreas de maíz blanco y 42 mil 833 hectáreas de maíz amarillo; generando una importante producción de casi 350 mil toneladas de blanco y poco más de 243 mil toneladas de amarillo.
El ciclo vegetativo es de 120 a 135 días en el verano y de 145 a 150 en el invierno, su floración se efectúa entre los 60 y 70 días después de la siembra, previo a ello, debemos estar atentos a su desarrollo, esto por la posible presencia de plagas como la gallina ciega, gusanos cogollero, soldado, elotero y la araña roja, todo esto evitable, si en México se permitiera el uso de semillas de maíz genéticamente modificadas, es decir maíces transgénicos, pero éste es parte de otro tema que abordaremos.
La zona norte del estado es el área de mayor superficie y producción de este cultivo y en la región de Abasolo-Soto La Marina, seguramente este ciclo volveremos a ver cultivos de maíz con el apoyo del riego, gracias a la recuperación de los niveles de la Presa Vicente Guerrero.
Pero independientemente de la producción comercial, el maíz es un símbolo de identidad y pertenencia, en este ciclo agrícola y por años lo hemos visto establecido en parcelas de autoconsumo en todas partes, superficies que van desde media hectárea y hasta cinco o diez, lo que le permite a los productores almacenar grano para una buena temporada.
Para cosecharlo, en las parcelas donde la tecnología lo permite, se utiliza la trilladora como en otros granos, luego éste se criba para limpiarlo de cualquier impureza, en los centros de acopio o bodegas se resguarda, o si es necesario se encostala para ser almacenado; para el caso de los campesinos, el maíz es cortado antes de que la planta se seque completamente, luego atamos con pita o mecate, las brazadas de rastrojo y en algún lugar de la parcela o solar, acomodamos en cabrillas o monas estos manojos.
Con un correcto estibado, esto nos permitirá pizcar mazorcas conforme vayamos necesitando en el consumo o venta del mismo.
Ahora que la siembra del ciclo primavera-verano 2024 se encuentra en su apogeo, en unas semanas podremos transitar por los caminos del campo y en las parcelas podremos admirar lo verde y esplendoroso de los maizales.
¿A poco no se le antoja un buen elote tamaulipeco?
Hasta la próxima.