Melitón Guevara Castillo.-
Ya medio mundo está de vacaciones. Ya observamos en las redes sociales como, unos y otros, ya disfrutan la playa o hacen viajes al extranjero. Otros, salen a visitar a sus familiares, aunque sea aquí mismo, en Tamaulipas. En mi caso, ya no disfruto las vacaciones, pero eso sí, en la medida que puedo asisto a toda fiesta familiar que me invitan. Así, este fin, la pase en Matamoros la tierra de Rigo Tovar y del Sirenito.
En las vacaciones, por lo regular, se realizan las fiestas familiares; se aprovechan los días libres para que esté reunida toda la familia o buena parte de ella. La alegría es inconfesable, pero hay otro elemento que nunca puede faltar, porque es parte del evento: las conversaciones y es cuando nos enteramos de muchas cosas, de chismes, de si hay separaciones de parejas, se pelearon o que echaron sus buenos tequilas y, sin querer queriendo, se cae en el tema político.
MI MATAMOROS QUERIDO
Matamoros tiene, para mí, un significado importante. Después de Victoria fue la siguiente ciudad que conocí en mi adolescencia; allá viven y visité desde aquella época a familiares de mi papa. Conocí algunas colonias, parques y cines. Y ahora, en la actualidad, aún siguen viviendo mis familiares, pero también está mi familia política, los hermanos de mi esposa, mis cuñados, que son buenos para armar reuniones sociales. Este fin de semana la fiesta fue porque Alex y Diana ya van a tener a su primer bebé, van a ser padres.
Ir a Matamoros, por otra parte, tiene otro atractivo: cruzar el rio y vivir el espejismo de que se incrementa mi felicidad. También, en ocasiones, aprovecho para visitar y conversar con exalumnos, que estudiaron Relaciones Publicas o Comunicación. Disfruto las reuniones y estoy atento a las conversaciones, porque en ellas es donde uno conoce más a quienes están cerca de nosotros y, vaya que nos sorprendemos, cuando se trata de temas políticos. Así me sucedió este sábado.
LOS MILLONES DE XÓCHILT
En las reuniones sociales siempre, o casi siempre, se hacen dos grupos. En uno están las mujeres, esposas, tías, sobrinas, nietas, conversan, se cuentan chistes y juegan a la lotería; en el otro grupo están los hombres, que escuchan música, toman cheves o wiski y platican de mil cosas y nunca faltan los comentarios sobre policía. Aquí fue donde me llamo la atención el impacto que tienen las palabras del Presidente AMLO, que en su embestida contra Xóchitl Gálvez hizo notar que de vender gelatinas ahora es millonaria.
A partir de esa información vaya que le tupen a Xóchitl Solo hice un apunte: nació indígena, estudio una carrera profesional, trabajó y formó empresas ni modo que, siendo una experta en computación y en edificios inteligentes, siguiera vendiendo gelatinas. Y si con contratos que le dio el gobierno, acumuló riqueza, es su vena aspiracionista, de esos que no están conformes y quieren más y más. En todo caso, tienen que investigar si hubo corrupción en la asignación de los contratos y si su trabajo fue ineficiente, nada profesional, si hubo pues corrupción.
LA BICICLETA
Uno de los presentes, a boca de jarro, dijo: si tiene tantos millones, por qué anda en bicicleta. Y ahí, entonces sí, aparece otro tipo de especulaciones: Si Xóchitl tiene los millones que dice el Presidente, sus empresas deben de tener vehículos, sus ejecutivos igual, pero entonces, por qué ella anda en bicicleta. Y la explicación, simple, sencilla, es que debe ser una pose, un estilo de imagen para contactar y comunicar con la gente. Claudia juega futbol y Marcelo baila, hace pasitos de bailes populares.
Lo cierto, indiscutible, es que el nombre de Xóchitl Gálvez, la mujer que presume origen indígena, que estudió vendiendo gelatinas, que se tituló como ingeniera en computación y que se especializó en edificios inteligentes, está en boca de medio mundo y así es como se consolida o desecha una imagen o postura política. Y este caso, los expertos consideran que Xóchitl no era candidata presidencial, que se anotaba para la sucesión de la CDMX, pero que un hecho fortuito la catapultó: el propio AMLO con su negativa a darle el derecho de réplica y, bien o mal, la publicidad que le hace en la mañanera.
El PERRO DE LAS DOS TORTAS
Hay una expresión muy popular que hace mención a como el, pero, por querer más, se quedó sin ninguna de las dos tortas. Y eso le puede pasar a Xóchitl: ella quería, deseaba en un principio, ser la candidata a la CDMX. Para eso trabajaba, negociaba y hacía talacha; de pronto le apareció, digamos, la ambición y al final deja una para ir por la otra: y la otra, la candidatura presidencial, puede no alcanzarla, puesto que en el PRI como en el PAN y el PRD hay precandidatos convencidos de que pueden ganar la nominación.