noviembre 23, 2024
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Ana Medina

Los niños y los regalos

diciembre 8, 2023 | 267 vistas

En estas fechas en nuestras escuelas los más común es escuchar en nuestros alumnos sobre el tan esperado “Santa Claus”, dependiendo del entorno, de los contextos o del tipo de escuela (púbica o privada) es que entendemos como son o de que se tratan las cartas de nuestros alumnos.

Y es que es entendible qué como padres quieran dar lo mejor a sus hijos, pero si debería depender (en algunos casos notorios) de la conducta o de las actividades que realizaron durante el año.

Se supone que la temporada que está llegando es para dar y recibir, cosa de valores y de unión familiar y social, así como de festejos en las escuelas. Pero también como especialistas a veces nos encontramos algunos padres que dan a sus hijos todo lo piden o niños con demasiados regalos.

Hace algún tiempo leí una tendencia social sobre algo denominado: “síndrome del niño hiperregalado” se trata de un mal hábito en el que buscan dar todo lo que piden y colmar de regalos.

¿Pero cómo afecta esto a nuestros alumnos?

Algunos padres, preocupados por sus hijos y queriendo ser cariñosos con ellos se esfuerzan en dar todo lo que pueden ofrecerles pensando que sus hijos puedan tener todo lo que ellos no tuvieron de pequeños. Es comprensible y valorable.

Otros padres lo hacen para compensar a sus hijos el poco tiempo que pasan junto a ellos debido a la extensa jornada laboral que tienen. Creen que es la única manera que tienen de demostrarles su amor. Para esto les recomiendo terapia familiar.

Lo más llamativo es cuando caen en las condicionados por la presión social, la publicidad, los medios de comunicación y las comparaciones, esto lo vemos desde las cartas que elaboran y/o cuando en la escuela solicitan un juguete y vemos como los niños son tan creativos.

Aunque puede ser observable el síndrome del niño hiperregalado durante cualquier momento del año es innegable que se acentúa en navidad.

Los niños que padecen este síndrome no valoran lo que reciben, solo tienen el deseo de recibir más y más regalos, es decir que le regalen todo lo que se les ocurre (literalmente).

En la escuela nos damos cuenta de las repercusiones en la educación de nuestros alumnos tiene injerencia en conducta o en la poca tolerancia a la frustración. Podemos identificar consecuencias negativas como caprichos, falta de interés, creatividad, no valoran las cosas, consumismo, falta de límites, normas y poca o nula responsabilidad.

Otro problema en la escuela con estos niños es que sus padres deben cumplir sus deseos por el mero hecho de serlo. Por tanto, “el niño hiperregalado” no conoce el valor del esfuerzo, ni lo que cuesta conseguir las cosas. Esto además de repercutir en sus actividades diarias, hace que peligre su maduración a nivel afectivo.

Como maestros podemos influir en el desarrollo de nuestros alumnos y aconsejar a nuestros padres de familia: enseña a los niños a regalar sentimientos.

Para evitar nuestros alumnos acaben sufriendo este síndrome, es importante que los padres sepan decir: no. Y que los niños entiendan qué es lo que se puede y no se puede hacer y tener. Este NO debe ser coherente y debe ser explicado con claridad al niño sin imponer la regla de: ‘esto se hace porque lo digo yo’. Este NO es entendible desde nuestros alumnos de preescolar y algunos padres se escudan en decir que el alumno “es pequeño”, pero lo entienden sin duda.

Enseñarles a aceptar un NO por respuesta ayuda a nuestros alumnos en su desarrollo personal, conocen sentimientos que se dan cuando las demandas o necesidades propias no están satisfechas, analizan desde temprana edad sensaciones normales en la vida cotidiana y aspectos positivos en la crianza. Entienden que las cosas hay que ganárselas y que pare ello se deben respetar normas, reglas y límites.

La dificultad para los padres es tener paciencia. Si el niño quiere algo y no se los das, puede haber una rabieta, también las tenemos en el aula. Pero para los padres es mucho más difícil actuar con calma y autocontrol.

Es importante apoyar la maduración de nuestros alumnos y entender que gracias a los NO que reciben de sus padres están forjando su carácter y esto será más importante que darle todos los caprichos que pide.

El niño lo agradecerá en el futuro. Y el docente lo agradece en el aula.

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