Pasó la Noche Buena, el festejo por el nacimiento de Jesús, y la vida continua, entre ella, la vida política. Quienes están a la caza de votos, bien que saben, no pueden descansar. Un día sí, y también al siguiente, tienen que luchar por ganarse el voto ciudadano. En esta coyuntura, por lo que está sucediendo en el país, llego a una conclusión inevitable: entre los políticos no hay ideología, ni principios básicos ideológicos, menos programa de acción. Para ellos, lo más importante, son sus intereses, sus negocios y no perder el poder.
En los últimos meses, o bueno años, desde que la 4T llegó al poder hemos sido testigos de cómo, unos y otros, brincan de un partido político a otro; en la mayor de las veces, lo hacen porque ahí, sus aspiraciones y ambiciones se vieron frenadas, esa es por decir la condición de Adrián Ruvalcaba, que pretendió ser candidato del FAM a la CDMX, y no, no lo pusieron, así que ahora le organiza eventos a Clara Brugada, la candidata de Morena, y le pone alfombra a Claudia Sheinbaum.
DIVIDIR A LA SOCIEDAD
La explicación teórica sobre el origen de la palabra partido (político) es complicada por los orígenes del lenguaje. Me quedo con la más simple, que es la de “partir”, como bien decía Edmundo Burke, los partidos políticos parten a la sociedad; en un principio, en solo dos acepciones: derecha e izquierda, según el origen de los representantes populares en el Poder Legislativo. Hoy en día, la ideología partidista es un calidoscopio, hay muchos colores, matices, de tal forma que hay mucha, pero mucha división de la sociedad.
En la polarización que ha impulsado el presidente AMLO en México solo existen dos corrientes: los de la 4T, que tienen como propósito desmentir a Montesquieu en su teoría de la división poderes, desean un Poder Ejecutivo omnímodo, poderoso, que tenga a sus pies al legislativo y al judicial; y los que son, como dice el Presidente, conservadores, neoliberales, fifís, aspiracionistas, porque primero son los pobres. En esa coyuntura, solo hay dos posiciones: en la realidad, hay muchas más, la mayoría satélites del poder, como el PT, el Verde y en esas hasta el MC.
EXTORSION Y CORRUPCION
Uno de los últimos eventos relacionados con la elección presidencial es que un grupo de expriistas, se integran en una asociación, para brindar apoyo político a Morena, a su candidata presidencial. Se fueron del PRI, o del PAN, han sido calificados como infieles, como traidores; en primera instancia, uno pudiera pensar, que lo hacen en aras de satisfacer sus ambiciones políticas, porque ya no encuentran oportunidades de seguir medrando en el presupuesto público. En lo personal, pienso en otra condición: que la corrupción los destruye.
En el grupo están varios exgobernadores que, estando en el cargo, mostraron de pronto inclinación por AMLO, por Morena, y dejaron hacer, dejaron pasar, dando oportunidad a que su estado se convirtiera en morenistas, es decir, dejaron solo al partido que los llevó al poder. Y es que, buena parte de exgobernadores, por comportarse así, han sido premiados con embajadas y consulados. Al más reciente, exgobernador donde hoy gobierna Morena, el presidente AMLO justificó su designación con la expresión: “Ya se la debía”. Pero, además, vale apuntar que, en su momento festejó y agradeció que el gobernador Alfredo del Mazo, como el expresidente EPN, no se metieran en la elección del Estado de México: claro, él sí lo hizo, incluso una y otra vez, cuando menos abiertamente desde de la mañanera.
¿Por qué actuaron así, porque hoy lo siguen apoyando? La única explicación, no oficial, es que han sido corruptos, que les tienen sus expedientes, que para salvar el pellejo ahí están, apoyando, aplaudiendo y convirtiéndose en infieles, en traidores.
AMBICIONES PERSONALES
La otra explicación es que, además, a los políticos no les importa el partido político: solo sus intereses, sus ambiciones personales. Lo vemos en toda elección, aquí en Tamaulipas, hay muchos ejemplos, hay personajes que, en abril fue ungido como funcionario de un partido y ahora quiere ser Senador bajo las siglas de otro partido. Eso no es problema para que busque la candidatura por Morena. Igual, una comunicadora en el V Distrito por PMC y ahora, meses después, se apunta por el Partido del Trabajo.
Un ejemplo más lo tenemos con Sandra Cuevas, la actual alcaldesa de la delegación Cuauhtémoc, allá en CDMX, que pretendió convertirse en candidata a la CDMX, no pudo y ahora pregona que en enero dará a conocer su postura política y, además, dará a conocer una nueva organización política, la suya pues. Ella, y otros, solo son el ejemplo de una clase política que usan a los partidos políticos como el medio para lograr sus ambiciones de poder. No dan muestras, ni en hechos ni en acciones, en detentar una ideología política partidista.