EL VOTO DE LOS PROFES.- Los maestros integran uno de los sectores más pensantes de la sociedad. Enseñar y razonar son sus principales habilidades.
Por ese motivo se antoja difícil de creer que podrían ser manipulados electoralmente.
Si los maestros no son capaces de decidir por sí mismos a quien le van a entregar el voto el dos de junio, sería algo para preocupar.
Pero no. Tengo familiares que son docentes, y me consta que están muy involucrados con la problemática nacional y con el proceso electoral.
Además, saben analizar con objetividad. No se dejan influenciar. Ni por sus líderes sindicales.
Seguramente habrá profes que quieran votar por Morena y sus aliados, e igual habrá otros que quieran hacerlo por el PAN, PRI y PRD, como los habrá quienes votarán por Jorge Máynez, de MC.
De eso se trata la democracia, de que cada quien decida su voto en libertad. ¿O no?
En función de ello, alguien tendría que avisarle al líder del magisterio en Tamaulipas, Arnulfo Rodríguez Treviño, que los tiempos en que se “tiraba” línea a sus agremiados, quedaron sepultados en el pasado.
El voto corporativo se diluyó en la historia.
OTRA VEZ LA FGR.- La delegación estatal de la Fiscalía General de la República, (FGR), está de nuevo en el centro del escándalo.
El pasado miércoles, un grupo de camioneros sitió literalmente su sede en Victoria, bloqueando las calles adyacentes, en protesta por el cierre de un banco de materiales, que implicó para ellos quedarse sin trabajo.
Los manifestantes acusaron a la FGR de clausurar sin razones legales la pedrera. Es difícil saber si los camioneros tienen o no razón, porque para ello habría que conocer el expediente del caso.
Lo que sí es cierto es que, no es la primera vez que esa instancia en el ámbito federal es blanco de acusaciones de corrupción.
Hace algunos meses, sus policías y agentes del Ministerio Público implementaron un operativo, presuntamente para combatir el contrabando de “fayuca” y la piratería.
Derivado de ello clausuraron un gran número de comercios y decomisaron mercancía diversa, entre ella toneladas de ropa de segunda que era distribuida en los tianguis capitalinos.
Todo habría estado bien, a no ser porque algunos afectados denunciaron que les estaban exigiendo sumas de dinero para devolverles la mercancía y quitarles el sello de clausura a sus negocios.
Por eso tiene algo de sentido la protesta de los camioneros por el cierre de su fuente de subsistencia.
EL ITAIT, LA ESCUELITA.- El Itait funcionaría mejor como una escuelita que como una instancia garante de la transparencia, el derecho a la información y la protección de datos personales.
Y es que, sus tres comisionados, Dulce María Rocha Sobrevilla, Rosalba Ivette Robinson Terán y Luis Adrián Mendiola Padilla, están más entretenidos en la firma de convenios de capacitación y en la impartición de pláticas a estudiantes, que en ponerle lupa a los entes públicos.
En eso desquitan el jugoso sueldo que reciben y en eso gastan el nada despreciable presupuesto que se le asigna cada año al instituto.
Mientras tanto, los sujetos obligados siguen violando impunemente las obligaciones de transparencia, porque la instancia encargada de presionarlos y vigilarlos anda en otras cosas, menos en lo suyo.
Con el añadido de que el rezago de asuntos por resolver es abismal.
Por cierto, el Itait es otra de las instancias “secuestradas” por el cabecismo.
Por lo menos las dos comisionadas, Rocha Sobrevilla y Robinson Terán, son parte del grupo político del exgobernador, Francisco García Cabeza de Vaca.
Pero ese es otro tema, para mejor ocasión.
ASI ANDAN LAS COSAS.