Desde luego que es un día histórico: hoy toma posesión la primera mujer presidenta de México.
Hoy será fiesta.
Ya mañana será otro día e inicia su era.
Por lo pronto, ya dijo que va ir a Acapulco para supervisar la devastación que dejó el huracán “John”.
Ahí ya marca una diferencia con su antecesor. Aunque habrá que esperar a ver si se acerca a la gente y no solo preside un evento de evaluación en algún cuartel y se regresa.
De ir a las zonas afectadas, ya será diferente a López Obrador. De no hacerlo, nos dará la impresión que seguirá exactamente igual los pasos.
Ya veremos. Eso sí es a cortísimo plazo.
Sin embargo, Claudia Sheinbaum tiene ante sí grandes retos. Muchísimos.
Recibe un país detenido con alfileres.
La economía es endeble. Una nación no se puede sostener de mentiras y números maquillados con la propaganda de los bots. Tampoco de las remesas.
El sistema de salud no puede sostenerse de un discurso populista y plagado de mentiras.
La seguridad no puede estar sostenida de abrazos ni de caprichos militares.
Los programas sociales, que son buenos, no pueden estar sostenidos bajo una popularidad que difícilmente alcanzará la Presidenta.
La política exterior tampoco puede estar sostenida en discursos matutinos y falsas narrativas nacionalistas.
Hay un país dividido y ya no puede con tanto insulto a diario contra los que no piensan igual.
La oposición requiere de un diálogo, aunque tenga la mayoría calificada.
La democracia tampoco se puede sostener con arengas populacheras y entrega de dádivas.
Claudia debe buscar la reconciliación, gobernar para todos; no pelearse todos los días. No puede, de ninguna manera, seguir bajo el argumento de la mentira diaria disfrazada de derecho de réplica.
Las obras faraónicas deben de consolidarse, pero con base en proyectos tangibles y no en caprichos.
El reto es grande.
No será fácil.
El país no podría aguantar más un esquema como el de hasta ayer.
Debe haber visión, planeación, planificación y diálogo.
Debe haber un líder para todos y no solo para los que hayan votado por ella.
El fenómeno se acabó.
Viene la realidad… la dura realidad.
Ojalá la dejen hacer su trabajo y su antecesor se haga a un lado.
México requiere de todos y de muchísima labor.
Que sea para bien.
EN CINCO PALABRAS.- Serán seis años muy duros.
PUNTO FINAL.- “Los espejos de Palacio deben cambiarse”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata