Mauricio Zapata
Primero fueron los llamados a los retos. Luego la difamación a personas sin importarles sin saber si era cierto o falso.
Después vino el boom de las “Fake News”. Más tarde las legiones y hasta los llamados al suicidio o a cometer crímenes.
Posteriormente la venta de muchas cosas, que se le podría llamar tráfico ilegal de mercancía, porque no se sabe si los artículos que se ofertan son legales, robados o derechos.
Luego fue la venta de fotos robadas de sistemas y dispositivos y hasta de las cuentas de redes sociales.
Total, cuando los legisladores dicen que quieren regular las redes todos se molestan y creen que se coartará la libertad de expresión y hasta llaman a esas declaraciones “ley anti memes” o cosas así de absurdas.
Lo cierto es que cuando a alguien no le sucede nada malo a través de las redes sociales, pega el grito en el cielo y exige que nadie le coarte su derecho de opinar en X o Facebok.
Cuando uno es el afectado, entonces sí, entiende el peligro que genera la falta de una regulación en estos medios. Pero muchos desconocen que hasta la libertad de expresión tiene sus limitantes.
Hace unos años, el hoy exgobernador de Hidalgo, Omar Fayad, cuando era Senador, propuso regular los contenidos de las redes. Todos pegaron el grito en el cielo, sin haber leído un solo párrafo de la propuesta.
En ella, se pretendía sancionar a quien robara información personal como fotos, datos o información confidencial. Se pretendía castigar a los acosadores sexuales de las redes. Buscaba tener un mayor control de quienes tenían una cuenta para evitar que pederastas invadieran la red.
Pero no, nadie lo leyó y todos pensaron que lo que quería era evitar que los opinadores de sofá le mentaran la madre al político o gobernante. Pero créanlo, lo que menos le importa a una autoridad es que un ciudadano lo insulte a través de X, Twitter o WhatsApp.
Es inconcebible como mentes enfermas estén a merced de la gente robando fotos y, peor aún, vendiéndolas. Y peor aquellos que las compran. Hemos visto como han surgido personajes en redes que quizás sean populares, pero que usurpan el oficio del comunicólogo o hasta del periodista y que cuyas publicaciones son basadas polémicas baratas.
Es momento ya de regular el Internet y evitar contenidos de bajo nivel intelectual.
EN CINCO PALABRAS.- Lo barato puede salir chairo.
PUNTO FINAL.- “Los gimnasios y las campañas son el mejor escaparate para el narcisismo”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata