noviembre 21, 2024
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Joel Balderas

Los símbolos de Sheinbaum

octubre 4, 2024 | 118 vistas

En la política hay una parte sumamente importante a la hora de querer comunicar de manera efectiva ideas, mensajes o valores sin necesidad de usar una sola palabra: La simbología, y es que a través de los símbolos, colores, gestos y elementos visuales los líderes políticos pueden despertar emociones el público, pero además se puede transmitir credibilidad, elemento que es muy difícil de lograr.

Los símbolos que son usados para acompañar los discursos pueden crear un impacto poderoso y una gran conexión emocional en el público y demostrar poder de manera sutil.

Si empezamos identificando frases de su discurso, la presidenta Claudia Sheinbaum se refirió siempre a la Cuarta Transformación, un proyecto que inició Andrés Manuel López Obrador y que mantuvo como el eje principal de su gobierno, de esta forma Sheinbaum deja claro que habrá continuidad política como una forma de total respeto al partido que la llevó al poder y que conformó junto al presidente saliente, allá por el 2014.

Sin embargo, Sheinbaum también habló de cambio y modernidad, con énfasis en la ciencia, el medio ambiente y la innovación tecnológica. Al referirse a sus credenciales como científica marcó un punto clave: su gobierno buscará avanzar en áreas que requieren una mayor tecnificación y un enfoque basado en evidencia. Este contraste entre continuidad y modernización fue clave en su discurso y reflejó la necesidad de mantener a la base electoral que la llevó al poder, mientras se muestra como una lideresa capaz de llevar a otro nivel su proyecto político.

Una parte que gustó a muchas y muchos fue el vestuario de Sheinbaum que, definitivamente, de manera visual fue un refuerzo importante para el discurso.

El vestido blanco que utilizó tiene mucha carga simbólica, además de darles un crédito significativo a los pueblos indígenas, pues fue de manos de una artesana del Estado de Oaxaca donde salió el diseño y la confección.

El blanco es un color que representa la paz, la pureza y, en el contexto político, la neutralidad y el consenso. Con esto, Sheinbaum parece enviar un mensaje de unidad y reconciliación en un México hoy bastante polarizado, su vestimenta transmite la búsqueda de un gobierno inclusivo, en el que todas las personas podrán ser escuchadas, mostrándose también como una lideresa en materia de igualdad de género.

La sencillez de su vestuario, además de que no portaba ninguna joyería llamativa, muestra la alineación a los principios de austeridad y cercanía con la gente, temas fundamentales en la narrativa de Morena, el partido que la llevó a la Presidencia.

Otro elemento simbólico importante fue su lenguaje corporal que, a mi parecer, estuvo totalmente calculado, como las miradas directas a los actores políticos que la acompañaban en el recinto, las sonrisas de vez en vez, la postura erguida de su cuerpo y el resto de los gestos durante toda la ceremonia. Se mostró bastante firme, pero muy relajada, disfrutando cada momento y mostrándose como una lideresa accesible y moderna, simbolismos que no se veían muy a menudo en quienes la antecedieron.

Su figura, proyectaba una imagen cuidadosamente elaborada, simbolizando la ruptura de muchos paradigmas que durante mucho tiempo impidieron a las mujeres acceder a los más altos cargos de poder, además llamó la atención que junto a ella estuvieron en todo momento tres cadetes mujeres: Juana Jazmín Acosta Torres y Ana Fernández Pérez, del Heroico Colegio Militar, y Geridia Fernández Cano Téllez, del Colegio del Aire, quienes desde ahí también mandaron un mensaje para todas aquellas adolescentes que pudieran sentir atracción hacia los estudios militares.

Sheinbaum utilizó la tribuna para dirigirse al público y también enviar un mensaje claro a los sectores más conservadores del país pues su gobierno será una mezcla de continuidad y progreso, buscando el equilibrio entre las demandas de justicia social y la necesidad de un México que sea parte de la modernidad global.

Muy bien por todo su equipo de asesores que pusieron un gran esfuerzo calculado en el discurso de Claudia Sheinbaum y los símbolos que la acompañaron, desde su vestimenta hasta sus gestos, lograron proyectar una imagen de liderazgo firme y muy contemporáneo.

El evento no solo representó un cambio en el liderazgo político del país, sino un paso significativo en la historia de la igualdad de género en México.

El uno de octubre de 2024 marcó un nuevo ciclo de gobierno que probablemente traiga una era de transformaciones más profundas, tanto en el ámbito político como en el cultural, con una Presidenta que parece comprender y utilizar el poder de los símbolos de una manera especial.

Nos leemos la próxima…

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