abril 12, 2025
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Rogelio Rodríguez Mendoza

Luce el relevo en educación, pero urge el cambio de actitud

abril 9, 2025 | 42 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza

Lucía Aimé Castillo Pastor se fue. Después de dos años y siete meses al frente de la Secretaría de Educación de Tamaulipas, presentó su renuncia. Una decisión que, aunque se quiera maquillar de institucional, tiene el sello inequívoco de la presión acumulada.

No fue despedida. Pero tampoco se fue por voluntad pura. Se va porque ya no había margen para seguir, porque los conflictos con el magisterio se volvieron insostenibles. Y es que Lucía Aimé inició su gestión peleada con Arnulfo Rodríguez Treviño, el poderoso secretario de la Sección 30 del SNTE.

Desde el principio, la relación fue ríspida. Nunca se entendieron. Ni lo intentaron. Uno y otro se atrincheraron en sus posturas. Ella, con formación académica y técnica, quiso imponer orden en una estructura contaminada por prácticas de antaño. Él, curtido en la grilla sindical, defendió con uñas y dientes sus espacios de poder.

Le sobró capacidad profesional, pero le faltó sensibilidad política. No basta con conocer el sistema educativo; hay que saberlo operar en medio de un entorno donde los equilibrios se negocian, no se decretan.

El resultado fue un conflicto prolongado. Y como suele pasar, el gran perdedor fue el sistema educativo. Las diferencias entre la SET y el SNTE congelaron decisiones, trabaron programas y generaron un ambiente de confrontación permanente.

Hoy, el relevo está consumado. Miguel Ángel Valdez asume el control de la Secretaría. Llega con experiencia y con el conocimiento de las entrañas de la dependencia. Su reto no es menor: reconstruir los puentes con el magisterio sin ceder a sus chantajes.

Porque sí, también hay que decirlo con claridad: los tiempos en que al maestro se le apapachaba todo el tiempo deben quedar atrás. La SET no puede ser rehén de presiones sindicales. Ni el SNTE puede seguir actuando como un poder fáctico.

La prioridad debe ser, sin medias tintas, el alumno. Mejorar los índices de aprovechamiento. Recuperar la calidad de la enseñanza. Atacar el rezago con trabajo en el aula, no con grillas desde el escritorio.

El sistema educativo tamaulipeco ya no resiste más disputas de poder disfrazadas de defensa gremial. Se requiere visión, voluntad y madurez para priorizar el aprendizaje sobre el control de plazas o los privilegios sindicales.

Si el nuevo secretario no logra romper con ese círculo vicioso, de poco servirá su experiencia. El cambio de nombre debe significar un verdadero cambio de rumbo. Porque, al final del día, el futuro de miles de niños está en juego.

EL RESTO

LA CAMA YA ESTÁ TENDIDA.- Desde la Auditoría Superior del Estado (ASE) les están preparando el colchón ortopédico a varios alcaldes y exalcaldes tamaulipecos. Sábanas blancas, cobija de lana… y rejas bien firmes. La cosa va en serio: denuncias penales por un presunto quebranto multimillonario al erario están a punto de caerles encima.

Ayer, el jefe de la ASE, Francisco Noriega Orozco, apareció en conferencia como quien da parte de una tormenta. Informó del “extravío” de once mil 465 millones de pesos por parte de ayuntamientos, y otros dos mil 86 millones que se esfumaron en dependencias estatales. Salud, Deporte, Universidades… todos metieron mano como si el dinero fuera piñata de cumpleaños.

Hay quienes todavía creen que esto es puro teatro. Que los van a asustar poquito y luego les van a dar su abrazo de siempre. Pero hasta donde sabemos, esta vez no hay pastel de dos pisos. Así que más les vale ir desempolvando contactos en los bufetes caros y escribiendo sus memorias.

Y entre los más nerviosos (aunque no lo digan en público) están el diputado federal Mario “La Borrega” López y el exrector de la UAT, Guillermo Mendoza Cavazos. Uno por insistente, el otro por confiado. Los dos, aparentemente, con cuentas que no cuadran. ¿Irán a dormir bien esta semana?

ASÍ ANDAN LAS COSAS.

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