noviembre 23, 2024
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Ana Medina

Maestro foráneo

diciembre 29, 2023 | 596 vistas

Ana Medina

 

Ser maestro foráneo es toda una experiencia… la mayoría de los maestros lo hemos sido (antaño era a otro estado, hoy es en cualquier municipio, lo cual para mí es un gran beneficio), en la Normal nos forman para brindar nuestros servicios “donde la patria lo demande”, quien no lo ha recordado en algún momento de sus servicios (y no estoy hablando de plazas heredadas, esa es harina de otro costal).

Últimamente he visto que muchos docentes del estado que no se quieren ir a municipios incluso cercanos a la Capital por diferentes motivos (inseguridad principalmente, pero es frustrante porque de verdad, ¿en qué lugar de Tamaulipas no hay inseguridad?). No denigro el trabajo de los compañeros noveles, pero en serio no entiendo cómo deciden no llegar a su lugar de empleo después de haber pasado un examen y haber aceptado una asignación; pero bueno, esa también es otra historia.

Honestamente me da risa la actitud de algunos maestros de nuevo ingreso cuando piensan que van a quedar en la escuela que lo asignaron a medio ciclo, y al inicio del siguiente lo mueven a una comunidad lejana. Ternuritas. La ley de Usicamm es muy clara, pero parece que hay compañeros que no han desarrollado habilidades de comprensión de lectura (aunque es parte del perfil de egreso), aunque de ello dependa su futuro profesional.

Siempre un maestro foráneo comienza sin nada en un cuartito de renta, en retrospectiva mi inicio fue algo privilegiado gracias al apoyo de mis padres, pero no es así para todos… aun así una de las veces que llegué a una comunidad nueva me tocó un huracán y lo poco que había llevado se perdió en una inundación durante mi primera semana.

Hay maestros que han encontrado una historia completamente nueva en sus comunidades, al amor de una vida… otros hemos encontrado amigos que se vuelven familia, esos que cuando uno se va de cambio extraña, memorias y recuerdos que siempre serán sentimientos encontrados.

No hago menos a los maestros que viajan todos los días, pero eso (desde mi perspectiva) no es ser foráneo. Un foráneo lleva en la maleta no solo sus cosas, sino ilusiones y abrazo que no sabemos cuándo vuelva a tener. Sí ya sé que los que viajan diario arriesgan su vida y demás (también es otra historia) en este momento estoy hablando de esos que dejan un pedacito de su corazón muy lejos de su lugar de empleo. Les pasa a los petroleros, a los policías, a los del sector salud y a los docentes.

Un maestro foráneo tiene siempre la ilusión de educar y compartir conocimiento a sus alumnos con la finalidad de que sean mejores que sus padres y que nosotros, que compitan y que se esfuercen al máximo, comprendemos más que nadie que origen no es destino; cuando un maestro foráneo es exigente es porque ha identificado el potencial de un alumno y que puede dar mucho más, la educación que brindamos es nuestra gotita en un mar de personas, buscamos prevenir el mal, limitar agresiones y sobre todo que comprendan que sin educación la situación no va a cambiar.

Ser maestro foráneo es esperar con ansias volver a casa cada fin de semana, cada quincena o cada periodo de receso escolar dependiendo de la organización y sobre todo el presupuesto (no ganamos tan bien como deberíamos, tampoco es para vivirse quejando, pero igual este tema da para otra ocasión); en mi caso cada vacación prefería esperar un día o dos de más para dejar lista mi casita o departamento para a mi regreso poder llegar con todo lo que, un no tan feliz regreso, implicaba y con mis sentimientos encontrados para descansar antes de volver a la rutina.

No sé si todos, pero alguna vez volvimos a nuestra comunidad sin un peso en la bolsa (yo más de una vez), pero confiados que nos reciben con el almuerzo al día siguiente o mínimo con mil pláticas sobre lo que nuestros alumnos hicieron mientras no estuvimos, nos cuentan todos los chismecitos y nos hacen sentir menos la distancia, la ausencia.

Al cierre del año, el cambio de calendario escolar afectó a muchos, por variaciones de planes, pero la verdad es que como maestros foráneos sin duda es preferible regresar el ocho de enero que el tres, porque esto implica que podamos viajar el Día de Reyes, incluso después y no al día siguiente de recibir el Año Nuevo. Sin duda es un gran cambio.

Feliz inicio de año a los docentes, pero sobre todo a los maestros foráneos, que disfruten este calendario y esperamos se repita ¿o no?

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