Ángel Lara Martínez
Ante la incongruencia de permitir el consumo de maíz transgénico, prohibiendo su siembra en el territorio mexicano, los diputados federales ¿Que tienen que decir a los agricultores?
Es que, el solo hecho de hablar de maíz, inmediatamente lo relacionamos con la soberanía nacional, aún que la alimentaria prolongue su espera, unos años más.
Efectivamente, si de verdad queremos conservar los maíces nativos, desde el Congreso de la Unión, debería salir la propuesta mayoritaria de apoyar a los productores con políticas productivas, acompañamiento técnico para una mayor producción nacional y suficientes recursos públicos, estamos seguros que hasta por unanimidad tendrían el acuerdo.
Pero todo parece indicar que el grupo mayoritario, sólo aprueba lo que les dicen que tienen que aprobar; con éste desapego a los distritos que representan, sobretodo donde hay parcelas que cultivan maíz, por supuesto que le están fallando al campo y a las mujeres y hombres que lo siembran.
Nos gustaría escuchar debates, donde los Diputados Federales tamaulipecos, hagan planteamientos precisos, acordes a su región; que digan cómo afectan estas decisiones a sus representados y que propongan alternativas, repito, de apoyo para verdaderamente impulsar la actividad agropecuaria.
Parece que los Legisladores están muy ocupados en mantener interacción en sus redes sociales, el salir en la fotografía de las cabalgatas, en hacer presencia en las asambleas informativas que la propia Secretaría de Agricultura federal realiza por el estado, que revisar continuamente el compromiso con los campesinos.
La redacción de la reciente Ley para prohibir la siembra de maíz transgénico es ambigua. Las y los diputados, deberían de ocuparse por la caída en la producción de maíz, la imparable importación del grano y la urgente necesidad de traer tecnología al campo.
No es una crítica contra los programas como Producción para el bienestar, Fertilizantes, Sembrando vida y cosechando bienestar, de ellos hablaremos en otra ocasión. Hoy lo que nos preocupa es la falta de empatía de nuestros representantes en la máxima tribuna de las decisiones del país.
Al no contar con una voz en el Congreso, los productores de Tamaulipas, nunca serán escuchados; bien dice la Presidenta Sheinbaum que, “lo que no se dice, no existe”.
Hasta la próxima.