Melitón Guevara Castillo
Hay muchas formas de calificar a los políticos. Para eso existen muchos libros y en estos días Mauricio Merino nos recordó una lectura, donde los clasifican por su adicción o búsqueda del poder: hay los amantes, que lo buscan porque han entendido que el poder los hace más poderosos, incluso que el dinero, la gente los obedece; otros, son los salvadores, son los que critican a los que están en el poder y se proclaman como los salvadores de la sociedad. Y, al final, los advenedizos: que son los que cargan las maletas, obedecen órdenes sin chistar.
Hay otras clasificaciones, pero tienen que ver más con el comportamiento. Por ejemplo, AMLO siempre dijo que el prefería la lealtad a los conocimientos y experiencias; otros, son tan advenedizos del poder, que el mejor ejemplo son nuestros legisladores: que aprueban todo sin cambiar una coma. Y, por otra parte, está el detalle de la lealtad: malagradecido, le espetó Gerardo Fernández Noroña a Javier Corral, que es un malagradecido, porque en una votación, votó en contra de la línea morenista.
LOS SENADORES
Siempre nos vendieron la narrativa de que los senadores, desde todos los tiempos, han sido una especie de equilibrio en las decisiones legislativas. Que son, hagan de cuenta, los que piensan, razonan, que son más meticulosos al tomar una decisión: que son la voz de la experiencia. Que son, en fin, políticos más maduros. Los hechos, sin embargo, de pronto nos dicen otra cosa. Y es que, un recuento de lo que ahí sucede, nos llevan a reconsiderar la idea de que son más experimentados, puesto que de pronto les sale lo irracional.
Hace días el Senado fue el escenario de una buena trifulca: los ánimos se encendieron, salió a relucir el instinto animal, depredador, de unos y otros, de las palabras casi pasaron a los hechos al grado que el líder senatorial Adán Augusto López, prácticamente lanzó retos de golpes y es que Mario Vázquez, afirma que lo amenazó de “madrearlo”. Y hasta sentenció: que hace responsable por su seguridad y de su familia, tanto a Adán Augusto como a Miguel Ángel Yunes.
TRAICIONES Y MALAGRADECIDO
Los escándalos legislativos, sobre todo del Senado, nacen en su composición: para tener la mayoría calificada, porque el fin justifica los medios, se ejercieron prácticas amorales: la extorsión y el chantaje, en unos casos y en otros fue, simplemente, una transacción de poder, de prebendas. De ahí que, en más de una ocasión los pleitos inicien con calificativos de “traidores”, “vendidos” y claro, luego pasan a las amenazas y de pronto, sin querer queriendo, a los fuertes empujones: evidencian que no hay civilidad.
Y es que, por ejemplo, nadie desconoce como Miguel Ángel Yunes, de perseguido, con orden de aprehensión, con su voto en la reforma judicial obtuvo su libertad, le cancelaron expedientes y órdenes de aprehensión. Por cierto, Javier Corral fue etiquetado por Gerardo Noroña como un “traidor” y es que, Morena lo salvó de la prisión en su entidad (tiene orden de aprehensión), lo convirtieron en presidente de la Comisión de Justicia y, pese a eso, votó en contra de la desaparición de los órganos autónomos: me cambie de partido, pero no de mis convicciones, fue lo que respondió a la agresión verbal del presidente del senado.
SIN IDEALES
Más de una vez me he preguntado: ¿los políticos tienen ideología? Y es que al observar como se comportan los de México, solo puedo llegar a una conclusión inevitable: no la tienen e, incluso, me atrevo a señalar que ni el propio AMLO la tiene: lo que se observa, en unos y otros, es una adicción o un amor al poder, que tenerlo lo justifica todo. Una revisión del pasado político, de pocos años atrás, es suficiente para confirmarlo.
El PRI nació, el siglo pasado, como una decisión del poder, para no perderlo y tomaron de referencia a la revolución para justificar sus acciones; el PAN nació para ofrecer a los mexicanos una opción política distinta a la que gobernaba el país, la versión inicial del PRI que ofrecía una visión socialista del gobierno con Lázaro Cárdenas… y Morena nació para encumbrar a AMLO, para destruir una forma de gobierno e instaurar, así lo dicen, la 4T. Sin embargo, Morena o AMLO, para ganar abrió las puertas para que entrara todo el que quisiera.
Por eso, hoy en día, se dice que Morena es la conjunción de los viejos priistas, panistas e izquierdistas. Por eso, se dice, hay pleito de los puros o radicales contra, digamos, los camaleones, los que cambiaron para seguir en el poder… Solo Claudia, la presidenta tiene antecedentes de lucha revolucionaria, pero gobierna un país capitalista, con políticos ambiciosos, vulgares ambiciosos, que traicionan… y dentro de poco tiempo, habrá más malagradecidos.