febrero 25, 2025
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Libertad García Cabriales

Mante: crónica de un Renace

febrero 10, 2025 | 178 vistas

No hay arte sin transformación: Robert Bresson.

Salimos a carretera rumbo a mi Mante pasaditas las ocho de la mañana. Hubo neblina cerrada en la primera parte del camino, pero se despejó con un sol esplendoroso antes que pasáramos las primeras curvas. Mi amiga Tere, buena al volante, iba atenta como siempre; pero eso no impidió otra de nuestras interminables conversaciones acerca de temas diversos. Las noticias de este tiempo convulso no han sido buenas y hay mucho doloroso en el entorno local, nacional y global. La triste partida al jardín celestial de apreciados amigos y conocidos y las temibles amenazas que penden sobre nuestro país y muchos otros, cual espada de Damocles.

Así pues, mejor dejamos de lado a Míster Trump y nos dedicamos a comentar el paisaje, hablar de cómo el camino se iba haciendo más verde al acercarnos a nuestro destino. Los enormes árboles empezando a retoñar, las flores despertando en colores infinitos y la temperatura en aumento. Al llegar a la Morita nos bajamos, compramos algunas delicias y celebramos la floración de un árbol con espectaculares flores amarillas, que envidiarían hasta en Macondo. Seguimos nuestro camino y como siempre, mi gran emoción al ver el suave vaivén del viento en las cañas, memoria de un pasado vivo en mi corazón. Nunca lo he negado, pese a tener y amar ahora a Victoria, mi casa grande; amo también esa región con mi entraña, con el pensamiento y el sentimiento de una infancia feliz.

El emblemático tubo del ingenio nos anunció la llegada a la ciudad. El motivo de la visita era la invitación del arquitecto Salvador Zamora y el grupo Renace para presenciar el banderazo del Festival Internacional de Arte Público Renace, una jornada de actividades culturales, y especialmente creación de murales públicos en diversos puntos de la ciudad. No era la primera vez que se reunían, pues en siete ocasiones más realizaron ya decenas de murales en la ciudad y en la zona rural. Un proceso comunitario de enorme significación para mi ciudad natal, pues representa algo más que bellas pinturas: la construcción de desarrollo humano y forja de cohesión e identidades comunes a través del arte y la cultura.

Cuando llegamos, estaba a punto de iniciar la ceremonia de inauguración a un costado de la plaza principal. Me dio un gusto enorme ver a una buena cantidad de personas reunidas, entre ellas mi querida madre, quien ha trabajado una vida en el quehacer cultural del municipio. Verla ahí, con sus compañeras de Tamante y su vitalismo desbordante a los 92 años, me llenó de ese orgullo que no tiene precio, porque está basado en el trabajo honesto, digno y amoroso por su comunidad. Un gusto saludar entre los asistentes a grandes amigos de la vida, creadores, periodistas, funcionarios municipales y por supuesto reconocer la muy importante presencia de los muralistas, artistas llegados de varios países y ciudades de nuestro México, quienes generosamente aceptaron la invitación del arquitecto Salvador Zamora y Daniel Llescas, líderes del maravilloso movimiento nacido desde la sociedad civil.

Ahí estuvimos, frente a la galería Ramón Cano Manilla, la primera en Tamaulipas, construida hace más de 50 años, a petición de jóvenes artistas y con el decidido apoyo de mi amado padre, entonces alcalde de la ciudad.  La ceremonia inaugural del festival inició con las palabras de Octavio Fantini, hijo de un añorado poeta mantense, quien al micrófono nos habló de este Renacer creativo, destacando la generosidad de los artistas para recrear esperanza a través de su talento. Después vino la bella poesía, a través del médico Carlos Acosta, creador no sólo reconocido, sino también querido y respetado por su vida y obra poética, plena en imágenes luminosas, reflejo de nuestra región. Enseguida vino el significativo mensaje del arquitecto Salvador Zamora, iniciador y en gran medida, mecenas del movimiento artístico, quien de forma muy bella habló visiblemente emocionado, de su acercamiento al arte desde niño y de su amor por nuestro municipio. Muchos y merecidos aplausos, recibió el buen Chava por su ejemplo. Ojalá muchos como él en nuestro estado.

Para cerrar la ceremonia, y antes de cortar el listón de una bien lograda exposición internacional, Patricia Chio, alcaldesa de Mante, expresó una efusiva bienvenida a los presentes, comprometiéndose con el apoyo para la cultura en una comunidad que históricamente ha sido cuna de movimientos artísticos de gran trascendencia. Quienes nacimos y crecimos en esa tierra fértil, lo sabemos bien. El Mante no se explica sin cultura. Precisamente ahí, recordé con el periodista Manuel Núñez, el legado del gran maestro Cano Manilla, quien dejó constancia de su arte en fascinantes murales, identidad de nuestro municipio y creados bajo el auspicio de José Ch. Ramírez a mediados del siglo XX, cuando el Mante vivió un crecimiento económico y un desarrollo cultural de gran calado.

En suma, también hay noticias buenas y bellas y este Renace creativo, es en gran parte resultado de una larga historia cultural que nunca se ha perdido y de la cual han surgido reconocidos promotores y creadores en diversas disciplinas artísticas, orgullo de la llamada ciudad más dulce. Mucho tenemos para enorgullecernos los mantenses. Por ello, este Festival Internacional de Arte Público Renace, nos llena de alegría con sus exposiciones, conferencias, talleres, actividades ecológicas y muy especialmente la pinta de murales que están transformando los espacios y son ya un referente estatal y nacional del arte público comunitario. A todos quienes lo hicieron posible, un agradecimiento profundo, especialmente a los generosos artistas y al arquitecto Zamora. Gracias desde mi corazón por seguir haciendo renacer la esperanza en nuestro Mante amado.

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