noviembre 24, 2024
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marzo 14, 2024 | 297 vistas

Me apena decir lo que voy a decir, y hasta siento que me tiembla la mano al escribirlo, pero pienso que el futuro de México dependerá de los militares. Razonaré esa inquietud. Ni los más encendidos oposicionistas podrán negar que Claudia Sheinbaum es una mujer inteligente, hábil política y con carácter propio. Ha tenido que ocultar sus cualidades -su independencia y autonomía, sobre todo- frente al caudillo que le entregó el bastón de mando. Así, todos suponen que la señora será un instrumento en manos de López Obrador, quien a través de ella seguiría ejerciendo el poder en un maximato semejante al que Calles instauró. Sheinbaum misma ha dado pábulo a tal suposición al repetir una y otra vez que continuará la política de López y le pondrá un segundo piso a la 4T. Yo no creo que eso sucederá. Según ha sido siempre, la corcholata dejará de serlo al asumir la banda presidencial, y con ella las facultades que el cargo lleva en sí. Hará entonces lo que todos los presidentes han hecho con su antecesor: pedirle que se siente, puesto que ya bailó. En esa coyuntura es donde los militares jugarán un papel crucial. ¿A quién le serán fieles? ¿A AMLO, que los llenó de cargos -y dinero-, o a la nueva Presidenta, en los términos que marcan la Constitución y la tradición de lealtad del Ejercito? Desde luego todo esto depende de que Sheinbaum gane la elección de junio, cosa que todavía está por verse. La misma ecuación, sin embargo, tendría vigencia en el caso de que Xóchitl Gálvez triunfara en la contienda. ¿Le darían su apoyo los militares o buscarían mantener sus gajes y prebendas, vale decir sus fuentes de aprovisionamientos económicos personales, por encima de la voluntad presidencial y de la ley? En el sexenio de AMLO la milicia se ha convertido en un poder paralelo a los otros tres. La cúpula militar es hoy por hoy administradora de una serie de empresas de cuyas finanzas a nadie tiene que dar cuenta por aquello de la seguridad nacional. Será difícil que los mílites renuncien a todo lo que en forma ilegal han recibido de un presidente diestro en comprar voluntades para afianzarse en el poder y acrecentarlo. De ahí mi pensamiento de que el futuro de México como país libre y democrático depende ahora de los militares como nunca antes desde los tiempos de la posrevolución. Ominosa herencia en todos los sentidos -político, económico y social- dejará López a su sucesora. Le dejará también la amenazante espada de Damocles del militarismo. Y todos los mexicanos compartiremos esa herencia. ¡Insensato columnista! Tan sombría reflexión me provocó un repeluzno que bajome por la espina desde las vértebras cervicales hasta una parte corporal innominable. Narra ahora un par de cuentecillos que disipen la gravedumbre de tu ominoso augurio. En el lecho de su última agonía doña Leveria le confesó a su esposo que le había sido infiel en varias ocasiones. «Pero lo hice por ayudarte -se justificó-. ¿Recuerdas que necesitabas el voto de don Moneto para conseguir la dirección del banco? Yo te lo conseguí en la cama. ¿Recuerdas que te hacían falta dos votos para hacerte presidente del corporativo? Yo te los conseguí en la cama. ¿Y recuerdas que requerías el acuerdo unánime de los 100 socios para ingresar al Club Silvestre?». FIN.

 

 

MANGANITAS

Por AFA.

 

«.. La Semana Santa se acerca.».

La disipación es tanta;

se ven tantas cosas vanas,

que de todas las semanas

ésa es la menos santa.

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