“Sucede
Que aquí
Nada sucede
Sino la lluvia…”.
Efraín Huerta (Tláloc)
En esta semana el huracán ‘Otis’ asoló la costa de Guerrero dejando cuantiosas perdidas materiales, personas desaparecidas y población damnificada a su paso. La Secretaría de la Defensa Nacional implementó el plan DN-III para apoyar a las víctimas de este desastre natural. Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador después de declarar la alerta de emergencia y desastre, se trasladó a la zona, regalándonos una postal memorable: la del Jeep en el que viajaba atorado en el lodo del camino y elementos militares apurados tratando de sacarlo del atasco.
Ante las críticas sobre la desaparición del extinto fideicomiso Fonden y la falta de presupuesto para apoyar a los guerrerenses, el Presidente no se inmutó y contestó a sus detractores que en el Gobierno federal existe presupuesto destinado para solventar dichas contingencias, que, si bien se modificó el funcionamiento del fideicomiso, el monto económico sigue estando disponible para la ayuda y salvamento de los ciudadanos aquejados por los fenómenos meteorológicos.
Haciendo un poco de antecedentes sobre el tema, en 2020, los senadores y diputados desaparecieron 109 fideicomisos, entre ellos el Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (Fonden); sin embargo, el gobierno creó su propio fondo, el cual tiene un aproximado de 17 mil 156 millones de pesos actualmente. El ahora llamado Programa para el Fondo de Desastres Naturales se encuentra asignado a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), específicamente a la Unidad de Política y Control Presupuestario, y esta dependencia es la que transfiere los recursos a los ejecutores, a fin de que se apliquen a proyectos de recuperación tras un desastre.
En el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2024 se prevé destinar a este fondo más de 17 mil 984 millones de pesos, además el Gobierno federal cuenta con otros dos mecanismos para tener recursos complementarios; el primero es una póliza contratada de seguro para catástrofes, con una suma asegurada de cinco mil millones de pesos para atender daños a los sectores salud, carretero, educativo, hidráulico, vivienda y urbano. El segundo es un bono para catástrofes que ofrece una cobertura de hasta 485 millones de dólares y que se activa según el nivel de severidad en casos de huracanes y terremotos.
La pregunta que queda en el aire es que si esta derrama económica para apoyar a los damnificados en Guerrero, estado gobernado por Morena, será igual en entidades federativas gobernadas por la oposición, ya que integrantes del bloque opositor han acusado más de una vez al Presidente de crear un programa clientelar que favorece sólo a sus allegados.
Por su parte, el Gobierno de Tamaulipas, en solidaridad con nuestros hermanos de Guerrero,inició el envío de ayuda para solventar las necesidades básicas de los damnificados ante el desastre. Varios camiones con víveres y productos de primera necesidad van rumbo a la zona devastada en donde las Fuerzas Armadas se encargarán de distribuirlos. Enhorabuena por la pronta reacción del Gobierno tamaulipeco en poner su grano de arena para hacer más llevadera tan trágica circunstancia del pueblo guerrerense.