Mauricio Zapata
En el marco de los recortes presupuestales al sector salud, resulta indispensable realizar un análisis crítico que evidencie las profundas implicaciones de estas decisiones. El presupuesto destinado a la salud pública no solo es una herramienta técnica, sino un reflejo del compromiso del Estado con los derechos humanos y la equidad social. Reducir estos recursos, especialmente en un país con amplias brechas de desigualdad, tiene consecuencias devastadoras, particularmente para los sectores más vulnerables.
El impacto de los recortes se manifiesta en diversos frentes: la falta de insumos médicos, el deterioro de la infraestructura hospitalaria, la precarización del personal de salud y la disminución de cobertura en servicios esenciales. Esta situación se agrava en contextos rurales o marginados, donde el acceso a servicios de calidad ya es limitado. La carencia de inversión compromete no solo la atención a enfermedades crónicas y emergencias, sino también programas de prevención que son clave para reducir costos a largo plazo y evitar crisis sanitarias.
Es preocupante que estas medidas se justifiquen bajo la premisa de austeridad, cuando en realidad reflejan prioridades mal asignadas. La salud no debe ser considerada un gasto, sino una inversión estratégica que impacta directamente en la productividad, el bienestar social y la estabilidad económica. Además, en un contexto postpandemia, el fortalecimiento del sistema de salud debería ser un eje central para evitar vulnerabilidades futuras.
Como lo pidió la presidenta Claudia Sheinbaum en relación con la seguridad, el liderazgo de los gobernadores y alcaldes es crucial también en salud. Ellos deben estar más presentes en sus comunidades para identificar las necesidades reales, garantizar la transparencia en el uso de los recursos y priorizar la atención médica de calidad.
En síntesis, los recortes a salud son un retroceso que compromete no solo el presente, sino el futuro del país. Urge replantear las políticas públicas para garantizar un sistema de salud digno, accesible y resiliente.
Para Tamaulipas también viene un recorte importante, que si bien tienen que ver con el tema de que ya no es prácticamente una dependencia estatal y muchas áreas son ya de la federación, sí implica más de dos mil millones de pesos que bien podrían ser usado para el tema de medicamentos.
EN CINCO PALABRAS.- Deberían mejorar otros rubros prioritarios.
PUNTO FINAL.- “Está el tenis para el calcetín”: Cirilo Stofenmacher.
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