febrero 1, 2025
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José Inés Figueroa Vitela

Mentiras verdaderas

enero 31, 2025 | 20 vistas

“¡No shoy un payasho!”, dijo, y se fue de prisa, calzándose la peluca de arcoíris, con su roja cuán redonda nariz colorada, chapoteando las puntas de sus prolongados zapatos contra el piso, como interpretando la marcha de Zacatecas.

Ya les platicaré más de aquello.

El coordinador de la bancada panista en el Congreso local, GERARDO PEÑA FLORES, quiso hacer una presentación triunfal del regreso de su compañero VICENTE VERÁSTEGUI OSTOS al recinto legislativo.

Nadie aplaudió.

El de Xico, luego de la instalación de la legislatura el uno de octubre, solo había asistido a dos sesiones de trabajo del pleno legislativo, de las 27 que ayer se cumplían.

Desde que aseguró haber sufrido un atentado, en el que sigue diciendo le dispararon cien balas y ninguna le pegó, a inicios de su gestión como Diputado local, dejó de acudir a las sesiones, que no al Congreso; al menos en diciembre las redes sociales dejaron constancia del festejo que ofreció a las secretarias en el propio Palacio Legislativo.

Él mismo, en la entrevista que dio antes de entrar a la sesión de ayer, declaró que él se pasea libremente por su municipio -donde se dio el atentado- y los alrededores, libremente, aunque el motivo de su ausencia a los deberes públicos siempre fue “el riesgo en que estaba”.

La pregunta expresa de su opinión sobre las versiones que hablan de un auto atentado, la acotó con un simple “¡no soy un payaso!”

Qué bueno que lo aclara, para que ya no se ande confundiendo la gente.

No vaya a ser que en un dos por tres vayan a evidenciarlo.

La sesión de ayer sirvió para que el Congreso probara su lista definitiva de candidatos a jueces y magistrados, así como diera entrada a las que enviaron por su parte los otros dos Poderes del Estado.

Ahora sí, con los nombres totales públicos, la representación popular tiene hasta el doce del naciente mes de febrero para enviar las listas al Instituto Electoral de Tamaulipas a fin de que este haga lo propio, en el proceso electoral propiamente dicho, mandando imprimir las boletas y dando paso a las campañas que se celebrarán entre los últimos días de marzo, abril y mayo, para votar el uno de junio.

A las postulaciones de un solo candidato para cargo por cada uno de los tres poderes, habrá que quitarle los referentes a las plazas donde solo hubo un registro y las de aquellos que igual se anotaron en más de un poder, así como aquello que hicieron eso, en el caso de los juzgados, postulándose además para más de un cargo.

En todos los apartados de la elección hay ejemplos de ello.

Igual, aplicadas las reducciones reiteradas de la potencial lista que se antojaba imposible en el arranque de la jornada, seguirán siendo muchos los nombres, pero nada que a la ciudadanía no le pueda hacer su mejor selección.

En general, los Comités de Evaluación hicieron su chamba, quitando la paja de la larga lista de aspirantes, aunque no deja de haber “colados”, gente indeseable que se anotó en plazas de medianas a pequeñas con especial significancia.

No son muchos los que están en esa condición, pensando que “ya la libraron” y van a obtener la toga para seguir dando lustre a sus insanos apetitos, sirviendo a intereses ajenos y contrarios a los de la colectividad.

Lo único que en general la población saber ahora, es por quién no van a votar y son precisamente esos perfiles que arrastran historiales negros, relaciones peligrosas y compromisos inconfesables.

Aquí no hay secretos: los prietitos en el arroz que cruzaron el cedazo de los Comités de Evaluación, tienen bien marcado el tiempo de su fin.

No llegarán a los juzgados.

 

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