Melitón Guevara Castillo.-
Es difícil, a veces muy complicado, entender a los
políticos. Se entiende que todos, sean médicos,
ingenieros, arquitectos, abogados, entre otras
profesiones o actividades técnicas, como
electricistas, desarrollan sus actividades por
vocación. Y en el caso de los políticos, los observo,
leo y escucho lo que dicen, me entero de sus
informes, y cada vez me convenzo más que tienen
una vocación. Sí, por vocación, los políticos y buena
parte de los gobernantes son mentirosos por
vocación.
Los académicos, los expertos en política, teoría o
ciencia política, tienen una certidumbre: que el
político siempre, por siempre, oculta sus intenciones,
sus propósitos; a partir de esa certidumbre
encuentran que lo hacen, de manera generalizada
en su vida política, pero con mayor acentuación en
una campaña política: prometen cosas, incluso, que
ellos mismos saben que es imposible… pero como
andan en campaña, le dicen a la gente lo que
quieren oír.
¿SE ENGAÑAN?
Hace días, Yuriria Iturbe Vázquez, profesora de
secundaria y actualmente presidenta del Comité
Estatal de Morena, dio una conferencia de prensa y
ah, quiérase o no, confirmó nuestra aseveración.
Entre sus palabras, la verdad, no hay ninguna
verdad: miente con una facilidad tremenda, porque
quiere justificar lo que es imposible desmentir en los
hechos. Su mentira más grande, de ese momento,
fue afirmar que la corcholatas no están gastando
mucho dinero en sus asambleas informativas. Y es
que las mismas corcholatas se encargan de
desmentirla.
Afirma, también, que las corcholatas no llegarán
desgastadas al final del proceso, cuando todos, pero
todos, lo estamos viendo. Y es que, entre ellos, un
día sí y otro también, los golpes bajos están a la
orden del día: Marcelo, Ricardo y hasta Gerardo se
quejan que no hay piso parejo; y no puede haberlo
cuando, día con día, se observan los movimientos y
acciones de unos y otros: lo que gastan no está
resultando positivo a su posicionamiento. Cada uno
hace su juego y busca, sin miramientos, descarrilar a
quien ve como enemigo a vencer.
PROMESAS DE CAMPAÑA
El chiste se cuenta solo en los memes que tienen
que ver con las campañas políticas. El diablo
ofreciendo el paraíso y los políticos promesas para
resolver problemas añejos; como cuando Lalo
Gattás ofreció el segundo acueducto para resolver el
problema del agua. Hoy mismo observamos como
Américo Villarreal ve con dificultad que pueda
cumplir la promesa de que aterrice la 4T en la
entidad. Y es que los obstáculos políticos, legales y
legislativos está complicado derrumbarlos.
Todos los gobernantes, sin excepción, han hecho
promesas de campaña que luego no pueden
cumplir. Imposible enumerar las promesas de los
gobiernos neoliberales, pero la más socorrida era
acabar con la pobreza. Sin embargo, lo más reciente
es lo que está sucediendo con AMLO: prometió
sacar a los militares de la calle y está haciendo lo
contrario: hasta los está convirtiendo, a la élite, en
los nuevos ricos de la 4T. Ofreció apoyar a los
pobres y lo está haciendo, les está cumpliendo; pero
se ufana ser un demócrata y no respeta la ley, busca
cómo burlarla, un demócrata consulta y él, hasta en
las cosas más elementales, las impone… es más, en
lo que va de su sexenio no ha conversado con la
oposición, se burla del Legislativo, les ordena que no
quiten ni una coma a sus iniciativas… no respeta la
división de poderes.
ENGAÑO FRECUENTE
En el argot político hay la expresión de que se puede
engañar una vez, dos o tres veces al pueblo, pero no
toda la vida. Y es lo que le está sucediendo con la
4T y Morena. Indiscutible que AMLO ha apoyado a
los más pobres, a los que son fieles, según afirma;
pero ha cometido errores y, por eso, el primer
síntoma de rechazo lo vivió en la elección anterior de
CdMx, cuando Morena perdió la mitad de las
alcaldías. ¿Por qué sucedió? AMLO le echó la culpa
a la clase media, aspiracionista dijo, otros a Ricardo
Monreal: el hecho es que ahí, la corcholata preferida
falló en su operación política… Mentir, tarde o
temprano, trae sus consecuencias, sobre todo para
el político.