Todos recuerdan su primer empleo.
En muchos casos, es en la adolescencia durante algún verano en trabajos propios para esa edad.
En otros casos, el empleo formal, ya una vez terminada la carrera profesional estudiada en la universidad.
Hay quienes recuerdan aquel que, cuando jóvenes, se le ayudaba algún pariente o al padre en algún oficio específico.
Mi primer empleo formal fue cuando, a los 15 años, entré a trabajar a TVUAT como asistente, de ahí no he parado hasta ahora.
Pero mi primera chamba fue involuntaria muchos años antes.
Vivía en la Ciudad de México. Tenía nueve años.
Vine a Tamaulipas de vacaciones con mi tío Martín, el hermano más chico de mi mamá. Él solo me lleva 10 años y siempre fungió, más que un tío, como hermano mayor. De hecho, es uno de mis mejores amigos de toda la vida.
Fue una Semana Santa. También vino Carlos Aguilar, un muy buen amigo de Martín.
Ellos eran unos adolescentes y venían a ver a las chicas.
No sé por qué me mandaron con él, porque, dicho sea de paso, no era muy responsable ni maduro que digamos. Tampoco lo era Carlos.
El asunto es que abordamos el autobús rumbo a Victoria. Ya estando acá, nos trasladamos a Santa Engracia. Ahí vivían familiares de mi papá, muy cerca de donde está la Hacienda.
Cada año veníamos mis hermanas y mis papás, pero en verano. Eran vacaciones formidables. Nunca salíamos del río.
Pero bueno, en aquella ocasión el plan era estar solo una semana y regresar al entonces Distrito Federal.
Llegó el último domingo. Tomamos un Transportes Martínez para llegar a la Central de Autobuses de Victoria y de ahí tomar un Transportes Estrella Blanca para irnos a casa.
Pero, por alguna razón, llegamos tarde a Victoria. El camión de Santa Engracia se paró en cuanto ejido se encontró desde la hacienda de Santa Engracia hasta la central de autobuses.
Perdimos el camión a México.
Cabe señalar que fue un viaje austero y con el dinero contado centavo por centavo. Así que nos quedaba muy poco. Tan es así que no pudimos completar para el camión a la Ciudad de México, luego de haber perdido el que ya habíamos pagado y que no nos quisieron rembolsar.
Ya era tarde. De noche para ser exactos.
Nos regresamos a Santa Engracia para ver cómo conseguíamos dinero.
Los Martínez ya no pasaban a esa hora, así que tomamos un Transportes Tamaulipas que nos dejó sobre la carretera a Monterrey en la entrada a Santa Engracia.
Pensábamos tomar una pesera, para irnos a la casa de los familiares, pero oh sorpresa, a esa hora ya no circulaban.
Había dos opciones: pedir un aventón o aventarnos 15 kilómetros caminando. La segunda quedó descartada.
Para nuestra suerte, pasó un carro. Estaba muy oscuro, no sé cómo nos vio cuando le hicimos la seña de raid. Se paró, y nos subimos.
Era 1983, así que no había problemas de seguridad. Lo abordamos con confianza, y el conductor nos recibió sin desconfianza.
-¿A dónde van? Nos preguntó.
-A la Hacienda. Le dijimos.
Y se arrancó.
Cuando llegamos, nos cobró. Eso nos desconcertó, y le dijimos que le habíamos pedido un raid. Pero nos dijo que él era taxi.
Así que no nos quedó otra que pagarle lo poco que nos quedaba.
No teníamos ya nada para regresarnos a México.
Entonces una prima que tenía una panadería en ese lugar nos dijo que, si le trabajábamos, nos completaba para nuestro regreso.
Había que hacer pan y más tarde repartirlo a las tiendas de los ejidos de ese lugar. Tenía una camioneta panadera viejísima. Era modelo 1957.
Un tío, que estaba construyendo también nos dio trabajo: era acarrear piedras y agua del río.
Así, en la mañana en una camioneta llevábamos el agua y las piedras. Y en la tarde a hacer y repartir pan.
A mí me tocaba hacer bola la masa para moldear las piezas de pan. A las conchas le pasaba un molde que le hacían los cuadritos.
Después a repartir y cobrar.
Durante una semana chambeamos todo el día y pudimos juntar para nuestro autobús de regreso.
Así, durante una semana fui panadero a mis nueve años de edad.
Esa fue, pues, mi primera chamba.
EN CINCO PALABRAS.- Planifiquen bien sus viajes vacacionales.
PUNTO FINAL.- “Los recuerdos sirven para complementar el futuro”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata