Mauricio Zapata
La reunión de ayer del Consejo Nacional de Morena no fue sólo un ejercicio de autocrítica, sino un intento urgente por rescatar los principios fundacionales de ese partido.
La presidenta Claudia Sheinbaum, en una carta leída durante el evento, lanzó un mensaje claro: “No se confíen”.
Y tiene razón.
El partido en el poder enfrenta más amenazas desde dentro que desde la oposición.
Los acuerdos alcanzados —como la prohibición de actos anticipados de campaña, la austeridad para sus dirigentes y el veto a la herencia de cargos— son, en el papel, un avance.
Pero Morena lleva años prometiendo limpiarse por dentro mientras tolera prácticas que contradicen su discurso. El verdadero reto es hacer que esas reglas no sean letra muerta.
La fractura con el PT es una señal de alerta. Morena está jugando con fuego al intentar imponer su voluntad en las negociaciones con sus aliados.
El riesgo es alto: llegar divididos a las intermedias de 2027, debilitando su fuerza legislativa y, peor aún, su credibilidad.
En Tamaulipas, los desacuerdos internos y la opacidad en las decisiones están provocando fisuras profundas. Se habla de unidad, pero se impone desde el centro sin escuchar las voces locales.
Si siguen ignorando las particularidades de los estados, los proyectos estratégicos —tanto sociales como de infraestructura— podrían venirse abajo como castillos de arena.
El plan de afiliación masiva “Somos millones” parece más una estrategia de control que de apertura. Porque de nada sirve sumar si se sigue gobernando como coto cerrado, donde unos pocos reparten candidaturas y espacios.
Morena tiene una oportunidad histórica para consolidar su transformación, pero también una gran posibilidad de estrellarse contra su propio ego.
La advertencia está sobre la mesa: o cambian de fondo o se les cae el teatro.
EN CINCO PALABRAS: Primera llamada, primera llamada… primera.
PUNTO FINAL: “La política es el arte de hacer posible lo necesario»; Cirilo Stofenmacher
X: @Mauri_Zapata
