Claudia Vázquez Andrade
“El que no está conmigo, está contra mí”, es una frase muy de moda en el gobierno de la cuarta transformación de Tamaulipas, pues hay políticos que no han logrado manejar su poder y pareciera que vieran moros con tranchete en cada uno de sus colaboradores, al grado que se asustan de su misma sombra.
Y esto se agravó en las últimas semanas, por la lucha que se está dando en la carrera por las candidaturas para la elección del 2024.
Se trata de mujeres y hombres que por su aspiración tratan de conformar grupos afines sin detenerse a entender que en sus áreas de influencia hay gente comprometida con un proyecto sexenal y no particular, que los equipos de trabajo y de campaña se componen con aliados y no precisamente con quienes están a su lado.
Sin embargo, en ocasiones el cargo los embriaga al grado de no ver más allá de sus propios intereses y es ahí donde de manera errónea determinan “quien conmigo o quien contra mí”.
Decir nombres es ocioso porque no son pocos quienes en su aspiración se han perdido entre la responsabilidad y el sueño.
Lo que si podemos señalar es que son personajes de todos los poderes, que anda “encuerdados” pensando que su cercanía al gobierno estatal o federal les da derecho a pensar que son “virtuales candidatos”.
Ser amigos o familiares de los hombres del poder tampoco les da el boleto a participar en el próximo proceso electoral, la política es de tiempos y circunstancias y no siempre el que es cercano “es palomeado”.
Pero como nadie aprende en cabeza ajena, más de uno terminará estrellado y rechazado hasta por quienes le acompañaron en el ascenso.
Por lo pronto; ya se sienten grandes y caminan solos. Soltaron la mano de quien los llevó al poder.
LA ÚLTIMA.
Dicen que unos corretean la liebre y otros sin correr la alcanzan, un refrán popular que va a la medida para algunos políticos del hoy popular Morena Tamaulipas pues mientras unos se disputan el poder y control de las candidaturas, otros las reparten en lo oscurito.
Los desencuentros entre quienes se sienten cercanos al poder y desde esa posición pretenden influir en la designación de candidaturas, han traspasado los muros de sus oficinas, e incluso del mismo partido.
De tal suerte que es pública la oferta de apoyo a determinadas figuras con potencial para contender en el 2024, de ahí que algunos alcaldes anden entusiasmados con la elección, pese a reconocer que los resultados de su desempeño no les hace merecedores de continuar en el cargo.
Y en otros casos, la soberbia de saberse parientes, aunque sean “incómodos”, los trae desatados buscando aliados y puentes de enlace para la hora de las designaciones.
Creen, que la “sangre” es un picaporte a la hora de la selección de abanderados, olvidando que están en el terreno de la política, en donde nada está escrito y todo es posible porque a la hora de la verdad nada cuenta, solo hay una voluntad.
En otros casos están peor, porque la ceguera de su aspiración es tal, que están convencidos que con sus “padrinos”, cadenas de oración y show mediático, es suficiente para alcanzar la nominación y continuar con un mal gobierno.
Pero finalmente “la ilusión” los tiene más que despistados, porque a sus espaldas se trazan proyectos y se ponen nombres sobre la mesa.