María José Zorrilla
Me sorprendió leer hace un par de días que Jeff Baena un director de cine independiente se quitó la vida a los 47 años. Así lo declaró el forense de California en los Ángeles, que confirmó que el cineasta esposo de la artista Aubrey Plaza se había quitado la vida. Una trágica muerte más entre tantas personas que toman esta decisión ante la interrogante de los demás que se preguntan por qué. Parece ser más notoria la muerte de personalidades conocidas del ambiente del espectáculo, pero se presenta en todas las situaciones y en todo tipo de personas, siendo Lesotho un pequeño país en Africa antes colonia inglesa, donde ocurre el mayor número de suicidios según la ONU. Se sabe que las causas del suicidio pueden ser múltiples: situaciones personales extremas, enfermedades terminales, factores sociales, psicológicos, económicos, culturales, biológicos, amorosos y en muchos casos también hay involucramiento de sustancias prohibidas, narcóticos y/o barbitúricos en exceso. Muchas veces la familia cercana no identifica al suicida potencial. No se manifiesta abiertamente ningún síntoma anterior, hasta lograr su cometido. Las consecuencias pues son devastadoras para su gente cercana que no deja de preguntarse si pudieron haber ayudado. Por el otro lado hay personas que ya lo han intentado en el pasado y envían de alguna manera señales de alerta sobre su desesperación y es allí es dónde tal vez se pueda intervenir para ayudar. Siempre es mejor prevenir ante cualquier síntoma.
En las estadísticas que aparecen en internet se menciona que curiosamente es el mes de julio donde ocurren un mayor número de suicidios. La conducta suicida se debe a múltiples factores psicopatológicos como depresión psicosis, drogas, situación laboral o incluso un 50 por ciento de los casos parecen ser factores heredables ante situaciones extremas. También se destaca la neuralgia del trigémino como la enfermedad del suicidio por los terribles dolores que ocasiona. Esta enfermedad produce el dolor más agudo que una persona puede experimentar. Cada vez que leo algo así recuerdo el caso que me tocó oír de niña en mi pueblo natal, sobre una pobre mujer bastante joven y desesperada por un dolor tan intenso de cabeza que le habló al marido por teléfono para informarle que lo quería mucho pero que no aguantaba el dolor de cabeza y con pistola en mano se suicida ante la escucha de su esposo en el otro lado de la línea. Eso me quedó grabado para siempre. Múltiples son los casos de personas que ante la confirmación de alguna enfermedad terminal y dolorosa deciden acabar por la vía más rápida. Incluso en muchos lugares empiezan aprobarse leyes sobre muerte asistida y eutanasia por voluntad propia ante casos extremos donde la vida ya no tiene esperanzas. No es un tema que nos agrade tratar al inicio de año que debiera ser siempre de luz y esperanza, pero no podemos dejar de pensar cada vez que leemos sobre un suicidio que éste ocurre en los momentos menos esperados y hay que estar alertas ante señales de algún familiar o conocido. Artistas que parecen estar en la cúspide de sus vidas y llegan a cometer suicidio. Entre la ingente lista de personajes que lograron llegar a este punto destacan los del club de los 27 como Jimi Hendrix, Janis Joplin, Kurt Cobain y Amy Winehouse o personajes como Robin Williams, Pedro Armendáriz, Marilyn Monroe, Alexander McQueen y Ernest Hemingway de 62 años que no fue el primero en hacerlo en su familia. Su padre lo había hecho a los 57, los dos hermanos de Ernest lo harían, y también Margaux Hemingway nieta del afamado escritor a los 42 años. Hay familias que heredan el gen de la depresión ligado al cromosoma X como el caso de los Hemingway. No todos los casos son similares, pero se debe poner esmerada atención ante cualquier indicio que aparezca a nuestro inmediato derredor sobre todo entre jóvenes y adolescentes que son muy vulnerables.